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—Debemos hablar.

—Lo escucho.

—La reina viuda...

—Vaya, hemos derribado el estandarte de rectitud y prudencia, deberíamos dudar de la legitimidad de sus hijos— se emocionó al descubrir la verdad.

—Debemos incitar la ira de Rhaenya.

—Es tan blanda y mansa, me sorprende que mi madre no haya explotado ya con su falta de carácter.

—Mi reina— se acercó a ella—, lo del consejo...

—Lo volvería a hacer, no quiero que se convierta en la hermana que intentamos derrocar.

—Es más voluble de lo que piensa.

—Lo sé y lo conozco, por eso lo digo. No quisiera ser tan dura con él... si queremos ese trono, debo mantenerlo a salvo, cuerdo, en paz. Esto me supera.

***

—Ya no está, fue mi hermano Samwell quien juró y se arrodilló, ahora gobierno en su nombre hasta que mi sobrino Benjicot llegue a la edad. Los Bracken son unos cobardes deshonestos, deben pagar por su traición en contra de los dioses y los hombres y en contra de la corona— Alyssa vio ese cambio de voz, de rostro, casi de postura ante la última parte.

—¿Quién eres?

—Sir Willem Blackwood, majestad— intervino Simon.

—¿Qué puedo hacer por ti?

—Usted lo llamó, majestad— Alyssa se quería reír.

—Tengo entendido que está buscando un ejército.

—¿Quién no, estos días? Los Blackwood no pierden oportunidad para ensangrentar sus espadas, ¿cierto?

—Hace veinte años, mi señor se arrodilló ante el rey Viserys y reconoció a la princesa Rhaenyra como su legítima heredera.

—¿Peleas por su juramento y no por su querella de miles de años con los Bracken?

—Una vez busqué la mano de la reina Rhaenyra, antes de su boda con sir Laenor. Siempre me gustó su espíritu, tiene la auténtica sangre de dragón.

—¿Y estás preparado a marchar sin el permiso de tu señor?

—Majestad, una vez que usted y su dragón lleven la justicia de la reina contra los Bracken, nuestros ejércitos serán suyos.

***

—Se quejan los lores de las tierras de la corona, sus rebaños menguan para seguir el paso del insaciable apetito de los dragones. El de Vhagar, en especial.

—Pueden dotar a la corona con lo necesario o podemos reclamar sus posesiones.

—Sería un alivio, ya que no tenemos más monedas que destinar al esfuerzo.

—Los recursos están escaseando cada vez más debido al bloqueo.

—Mi abuela anunció que nos mandaría— señaló a Tyland—, un buen tributo. Espero ovejas para los dragones y carne para la corte.

—Las demandas a herreros y armeros se han elevado como el ejército de Cole.

—¡Deja ahí la armadura, carajo! — Visenya golpeó la mesa—. Sé un hombre y compórtate a la altura.

—Princesa...

—Majestad, para ti, ¿quién escogió a este idiota? — todos se quedaron callados y Aegon la volteó a ver—. Cole se ha desempeñado espléndidamente para sorpresa de todos.

—Sí, majestad, conquista cada castillo y ejército, incluido Duskendale, con el favor de los dioses.

—Lo llaman el Hacedor de Reyes.

—Y con Aemond y Vhagar vigilando somos un oponente formidable...— Aegon golpeó la mesa con la esfera del cosejo y salió de ahí.

—Tal vez sir Criston pueda conseguir más ganado a través de su campaña.

—Exíjanlo, tardarán en llegar nuestras provisiones y mi pedido especial de Pentos y Lys, todo en pro de la corte, financiado por la abuela— se apresuró a decir.

—Cualquier moneda que dé será un botín bienvenido.

—Mandaré a Scatha a vigilar— se levantó y, para su sorpresa, también se levantaron para procurar su salida—. Gracias, caballeros.

—¿Qué estás haciendo aquí?

—¿Y los libros de tu padre?

—Ordené que se los llevaran.

—Sin pensar en los siglos de conocimiento en esas páginas.

—Los moví, no los quemé.

—¿Qué sucede?

—No les importa lo que pienso. Cole y Aemond hacen su campaña sin buscar mi ayuda ni mi opinión.

—¿Qué opinión tendrías? ¿Crees que solo usar la corona te hace más sabio? Esos hombres en tu consejo, se han ganado sulugar, esperaba que una vez en el trono, honraras el peso de tus nuevos deberes, guardaras silencio y te esforzaras por aprender de las mentes más educadas cerca de ti, esperando que fueras la mitad de rey que fue tu padre.

—Cuida tus palabras.

—¿O qué? ¿Me colgarás como a los cazarratas? ¿O me exiliarás como a tu mano? Goberné en ausencia de tu padre durante su larga enfermedad y Otto Hightower es uno de los más grandes estadistas, deberías buscar humildemente nuestras opiniones y consejo. No tienes idea de los sacrificios hechos para ponerte en ese trono.

—¿Qué quieres que haga, madre?

—Sólo haz lo que se necesita de ti, nada.

—No te las des de muy sabia, porque no lo eres— habló por fin Visenya y la viuda rompió aún más su rostro—. Sal de aquí.

—Aegon.

—¡Que te largues!

—¿Qué te sucede?

—¿A mí? Haz un poco más de esfuerzo, nadie se ganó su puesto, tú los pusiste ahí y han hecho un trabajo deplorable, esos idiotas no pueden mantener la espalda recta porque las armaduras les pesan— fingió dolor en la voz—, ¡que maduren!

—Últimamente has estado más dura de lo normal, no puedes hacer esos desplantes en el consejo y te pones del lado de Aemond.

—Noticia de última hora, estamos todos en el mismo bando— se sostuvo de la mesa por un fuerte tirón.

—¿Estás bien?

—Eso no fue una patada.

—Debes descansar, las sesiones del consejo te debilitan mucho.

—Alguien debe ser la voz de la razón cuando se niegan ponerse de acuerdo los dos hermanos.

Hija del trono de hierroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora