—Quenya no te comerá.
—No lo sé.
—Vaghar me devoraría de una estocada.
—¿Acaso olvidaría que fuiste leal y cercana a Laena?
—A veces pido a los dioses por una señal suya, para saber si está bien y me espera.
—No atraigas al desconocido.
—Quisiera que tardara muchos siglos en volver por mí.
—No creo que sea buena idea vivir tanto.
—Tócala— tomó su mano y la puso sobre el cuello del majestuoso dragón de oro, la hembra se calmó cuando su jinete puso la mejilla ahí, así que Aemond imitó la acción y la princesa sonrió complacida.
—Es hermosa.
—Y majestuosa.
—Su oro no se compara con el de ningún otro.
—Algo me dice que ya no hablamos de mi dragón.
—¿De qué más podríamos estar hablando? — la abrazó y ella sintió su respiración en su cuello.
—Princesa.
—¿Ya no soy Leona? — se soltó del agarre, quiso abrazar a su tío y este se mostraba serio, lo tomó del brazo en espera de sus palabras.
—Tenemos que hablar.
—Daemon, ¿qué pasa?
—Los príncipes...
—No, no, no, no.
—No hemos encontrado los cuerpos.
—Daemon, me prometiste que nada le pasaría, que mis hijos estarían bien.
—Lo lamento.
Alyssa se aferró a su tío mientras lloraba, gritó al sentir su vientre ser apuñalado por un dolor que ya había olvidado cómo se experimentaba, ¿así se sintió su hermana tras perder a Visenya? Daemon la abrazaba y no había palabras de aliento que pudiera darle, lo apoyó hacía un par de días y ahora estaba en la misma situación. Le dijo a su esposa y debía estar con ella, pero se sentía con el deber moral de sostener a su sobrina ahora más que nunca, nada podía serenarla. Tanto era su dolor que Quenya rugió y llamó a todos sus hijos a emprender vuelo. Alyssa se desplomó en el suelo, apoyó sus manos en la arena mientras gritaba con fuerza, ¿por qué su pequeño? Su hijo, su amado hijo, el príncipe que siempre sostenía su mano cuando se sentía mal, cuando no podía seguir adelante y necesitaba un guía. Esa arena, esa maldita playa siempre traía malas noticias, la maldición de Harrenhal que acompañó a los príncipes desde su juventud, los siguió hasta esa maldita playa.
—¡Mi hijo! ¿Por qué accedí a que fuera?
—No sabías que pasaría.
—Nada me devolverá a mi pequeño.
—Alyssa.
—Llama a mis hijos— tanto era su dolor que por fin los llamaba como propios.
—Mírame— aferró su rostro con ambas manos—. Recuerda lo que te dije que pasaría si herían a nuestra Visenya, las cosas no cambiarán porque Maegon no sea mi hijo.
—Daemon.
—¿Alguna vez he faltado a nuestra promesa? — Alyssa se aferró a su cuello mientras sollozaba en él. Aemond se sorprendió de escuchar aquello y la princesa tenía razón, era mejor no saberlo todo.
Con esfuerzo, logró que la princesa Alyssa se pusiera de pie y llevarla adentro, Aemond los seguía de cerca, el príncipe consorte giró para llamarlo con la cabeza y que él la llevara a sus aposentos. Mía ya estaba ahí para bañarla y ponerle nueva ropa. Aemond y Daemon esperaron ahí, cerca de la puerta, era raro verlos ahí tan tranquilos. Visenya tocó a la puerta y se aferró a su tío, su hermano no estaba, la abrazaba mientras acariciaba su cabello con la otra mano. Cuando la princesa estuvo lista y vestida con el camisón, despidió a su tío, Visenya besó las manos de su madre y acompañó a su tío Aemond.
—¿Viene, príncipe? — ofreció el brazo a su sobrina, ella se colgó y anduvieron por el pasillo—. Tú y yo jamás habíamos hablado.
—Pero odias a Helaena y amas a Aegon, ¿qué me queda a mí?
—Mi respeto.
—¿Por qué?
—Por amar a mi madre, siempre ha renunciado a todo por nosotros, por la reina, por mantener apacible a su padre y al aceptarte en su vida, piensa en ella por primera vez.
—Supe lo que le hizo tu padre.
—Todos tenemos una versión de eso, aunque no estuviéramos ahí, Tyland odió a su hermano por forzarla a casarse.
—Hablaba de tirarlo del dragón.
—Él se cayó, no era jinete de dragón, así que no debía subir.
—Estás tan segura.
—Mi hermano y yo no permitíamos a nadie acercarse por miedo a que le hicieran daño...
—Me contó que Maegon tomó a Jaehaerys y se escondió.
—Sí, en las criptas, yo estaba en Harrenhal con Daemon.
—Creí que Maegon y tú eran unidos.
—Fue mi plan, mi tío anunció que iría con él y mi tía Laena para una demostración de las Capas Doradas.
—¿Ellos te entrenaron?
—Daemon y Alyssa, ya que él le obsequió la espada y ellos inculcaron ese espíritu en mí, que fuera tan guerrera como mi homónima.
—Sí, sir Criston Cole me enseñó a ser sádico en combate.
—Te he visto pelear.
—Ahora que llegamos al patio, ¿no te gustaría...? — pero no terminó, un cuerpo cayó frente a ellos, alcanzó a retroceder a su sobrina y no evitó que se mancharan de sangre, Visenya gritó asustada y pronto reconoció que se trataba de su cuñada, se agachó en busca de signos vitales y vio que el desconocido se la llevó.

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Hija del trono de hierro
Fanfiction*Basado en House of the Dragon* Alyssa Targaryen, hija mayor del rey Viserys I y su primera esposa, Alys Lannister, pero para ella, no hay más madre que Aemma Arryn, la madre de su hermana Rhaenyra. No era la sombra de su hermana, sino la princesa...