*Basado en House of the Dragon*
Alyssa Targaryen, hija mayor del rey Viserys I y su primera esposa, Alys Lannister, pero para ella, no hay más madre que Aemma Arryn, la madre de su hermana Rhaenyra.
No era la sombra de su hermana, sino la princesa...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—Debes ordenar a Quenya volver inmediatamente, a este paso, no habrá Poniente sobre el cual gobernar— Alyssa vagaba en compañía de Lancel, querían que intentara calmarse un momento antes de regresar a Harrenhal.
—No puedes ordenarme.
—Claro que puedo.
—Soy tu hermana mayor.
—¡Soy la Reina!
—Pues no te comportas como tal.
—¿Disculpa?
—Te escondes tras estos muros, sino, te paseas por Desembarco del Rey a la espera de que tomen presa o te asesinen frente a todos... lo que hace Sindarin es el menor de tus problemas.
—Hay más dragones con él.
—Mis hijos están en Monte Dragón recolectando todos los huevos que puso Quenya antes de morir... nos iremos a Roca Casterly.
—¡No puedes!
—¿Quieres ver? Por tu culpa sólo he perdido mi paz mental, a mi hijo más amado y al único dragón digno de mí. He sacrificado tanto por ti y ni un maldito "gracias" me has sabido decir. ¿Acaso cuesta tanto? ¿Es tan difícil? Todo por un capricho...
—¡No es un capricho! — su hermana la abofeteó.
—¡Te escogieron los dioses a quien nadie les reza salvo cuando ven sus esperanzas perdidas, te nombró tu padre saltándonos a Daemon y a mí, el pueblo no te aclama, al contrario, se acuerda de ti porque por tu culpa no come! ¿Qué hiciste para remediar eso? Exacto, ¡nada!
—Si te vas, perderé mi ventaja.
—No puedes decidir por mis hijos, y lo sabes bien. Mandaste a Aemma lejos cuando yo la necesitaba libre y dispuesta para cualquier alianza matrimonial, para que, al ser la única sin dragón, pudiera cuidarme en mi estado, ¡pero no! Debemos hacer todo lo que la Señora de Roca Dragón diga— bufó con pesadez—. Di lo que quieras, haz lo que te plazca. Nada me importa ya... tú ya no me importas.