*Basado en House of the Dragon*
Alyssa Targaryen, hija mayor del rey Viserys I y su primera esposa, Alys Lannister, pero para ella, no hay más madre que Aemma Arryn, la madre de su hermana Rhaenyra.
No era la sombra de su hermana, sino la princesa...
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Jason se molestó con su esposa porque no lo tomaba en cuenta para los nombres de sus hijos y mucho menos para la crianza. Alyssa acostumbraba a preguntarle a otro hombre sobre la mejor decisión para las crías. Tanta fue su molestia que se desatendió de ella durante cuatro años. La señora de Roca Casterly, poco y nada le importaba, lo suyo era una mera transacción política y los herederos ya estaban ahí, ambos se podían dar por bien servidos. Alyssa marchó a Desembarco del Rey para el nacimiento de su segundo sobrino, Lucerys Velaryon, a quien también obsequió un huevo de dragón. Al igual que con Jacaerys, ese príncipe coincidió con uno de los suyos.
—Deja de quejarte, cada que me volteo, has puesto una nueva nidada, deja que los demás gocen de los frutos de tu vida.
Quenya hacía tantas rabietas, dejó de molestarse cuando vio que su jinete no sucumbiría ante sus reclamos. Pronto volvieron a casa, aunque Laena y Daemon la visitaban de vez en cuando, era increíble ver los vuelos de esas tres grandes bestias. Alyssa se deshacía en mimos de su tío y prima, de Mía y Lancel al ver que la princesa se ponía pálida, al cabo de cuatro años separados, sabían que Jason había buscado de nuevo a su esposa. Alyssa Targaryen yacía en cinta de nuevo.
Visenya no se despegaba a sol ni sombra de su madre, así que Maegon tampoco. La pequeña siempre empujaba a su padre cuando veía que se aproximaba de forma agresiva a su madre, ni Lancel tenía tiempo de actuar cuando la pequeña princesa ya estaba protegiendo a la matriarca con su cuerpo. Mientras que Maegon intentaba negociar con su padre la forma en que se podía acercar a su madre, si juraba no lastimarla de nuevo. Jason procuraba ceder al ver que Joanna siempre vigilaba a sus bisnietos.
—Jaehaerys Targaryen— dijo nada más terminar la labor de parto.
—No irás a volar.
—¿Por qué no? — espetó al zafarse y empujarlo.
—Acaba de tener otra nidada— titubeó y la princesa sabía que no era preocupación por su dragona.
—Si temes por nosotros, puedes venir conmigo.
—Prefiero esperar aquí.
—Mejor— y pasó de él.
Este parto la puso débil, por lo que Mía subió a un dragón para custodiar el vuelo. Los otros dragones no tenían nombres ni collar porque aún no eran reclamados por ningún jinete. Mía no se podía considerar como una porque no era Targaryen y porque debían intervenir Alyssa y Quenya para que no atacara a la dama de compañía. Este vuelo fue más sencillo, sin menos vueltas porque ahora Quenya volaba sola. Una vez terminado el vuelo, fue con sus hijos mayores para que conocieran a su hermano.
***
Alyssa se puso tan débil que por ese bebé no pudo salir, se desangró casi en su totalidad, sus piernas temblaban y perdió la consciencia varias veces durante la labor de parto. Jason sugirió abrirle el vientre para sacar al bebé y tanto Lancel como Kevan, incluso la esposa de este, todos se opusieron, dado el resultado de la reina y el heredero por un día. Por tanto, la niña nacida de aquella ardua labor llevó el nombre de su madre. La niña tenía los cabellos dorados, los ojos como los de su madre. Daemon, como en casi todos sus partos, fue a ver a su sobrina y al nuevo integrante de la familia. Dejaron a los Targaryen solos y ambos se besaron. Él estaba orgullo de que su princesa lograra tantas hazañas. Alyssa estaba complacida de que tenerlo consigo, no necesitaba más apoyo que él. Ambos vieron con orgullo a ese bebé.
***
—Deja al niño.
—No— sentenció la matriarca.
—Entrega el bebé a la abuela y ven aquí, ahora.
—Volveremos en un momento— exhaló de forma pesada. Ya ni hizo el intento por resistirse, solo se dejó hacer antes de que la dejara sola y Mía fuese a su encuentro—. Manda un cuervo a mi tío.
—¿Qué le digo?
—Que ya es hora, él entenderá— sonrió con nostalgia—, ponlo en Alto Valyrio.
***
Alyssa lloraba con desesperación, el bebé venía mal y Daemon no iba a permitir que la abrieran para sacar al feto porque no quería perderla, la amaba lo suficiente para procurar su bienestar. Jason, de nueva cuenta, había salido de cacería varios días atrás, así que se esperaba que llegara en cualquier momento. Daemon entró con ella y sostuvo su mano cuando la princesa sentía que ya no podía continuar con la labor. Mía susurraba palabras de apoyo a su oído y Alyssa pujó con fuerza. Las damas iban a limpiar al bebé cuando la princesa se los quitó para ver si era hembra o varón, si había nacido draconiano, cuando Jason irrumpió en el lugar.
—¿Vamos a volar? — no quería hacerlo, pero estaba sumamente molesto de ver al príncipe despojado ahí.
—Ve a tu dragón— se giró.
—Sí, mi señora— Daemon besó la mano de su sobrina y salió de ahí.
—¿Quiere que también suba? — inquirió Mía y Alyssa asintió de forma apenas perceptible.
Jason se sorprendió porque jamás la había escuchado hablar en Alto Valyrio, si bien no era tan conocedor del idioma, quería entender lo que había hablado esos tres. Jason sostiene a su esposa por el brazo mientras ella se aferraba a su hijo. Apenas comenzaron a dar un par de pasos, cuando Alyssa comenzó a gruñir de nuevo, apretó a su bebé pensando que se le caería cuando sintió un enorme ardor escocerla por dentro. La princesa siguió su camino para que fuera más fácil pujar, Jason intentaba detenerla y ella solo lo empujaba. Cuando sintió que el bebé salió de ella, hizo casi malabares para que no se impactara con el suelo.
—Ahora es imperativo que te acompañe, no podrás con ambos hijos.
—Sube— le entregó a su hija mientras subía.
—Permíteme.
—Yo puedo— espetó—, soy jinete desde niña, mi hermana no me tirará de su lomo.
Jason no sabía de dónde agarrarse, Alyssa se aferraba a sus dos bebés y con la otra mano a su dragón. La princesa comenzó a silbar y cantar para llamar la atención de Quenya, así que se escuchó a Mía y Daemon entonar la misma melodía. Alyssa se puso de pie con esfuerzo, Quenya elevó el vuelo y fue cuando la princesa se dejó caer al vacío, pronto su tío la atrapó y ella se aferró a él, Jason gritaba por su esposa con desesperación al no saber si se había suicidado o el príncipe Daemon la había alcanzado a sujetar. Quenya se estresó al escucharlo y comenzó a volar con fuerza y dio una voltereta tan grande que lord Jason Lannister cayó de su lomo.