Alyssa fue la primera en saberlo, su tío le mandó un cuervo antes de siquiera explicarle a sus hijas lo que había pasado. Daemon tomó los restos de su esposa y los llevó a Driftmark ya ahí, Rhaenys y Corlys mandaron cuervos a Desembarco del Rey, por lo que Rhaenyra y Laenor se enteraron a los días. Alyssa, Lancel y Mía soltaron a los dragones, los acompañarían al funeral. Todos subieron al barco y fueron hacia allá. Visenya y Maegon fueron con sus primas, no se despegaron en ningún momento; si las niñas estaban con su abuela, ellos solo se paraban a un lado. Alyssa corrió a los brazos de su tío, olvidando de nuevo la prudencia, él estaba a punto de deshacerse en llanto, así que lo condujo a su cámara para tener algo de privacidad.
—Nos reunimos hoy en el Escaño del Mar, para enviar a lady Laena de la casa Velaryon a las aguas eternas, el dominio del rey Merling, donde él la cuidará en los días venideros. Al zarpar al océano en su viaje final, lady Laena deja en la costa dos hijas legítimas, aunque su madre no regresará de su viaje, ellas seguirán unidas por la sangre. La sal corre por la sangre de los Velaryon, la nuestra es sangre espesa, sangre verdadera y nunca debe diluirse— Daemon se rio ante aquello, todos notaron que lo decía por su hermana, salvo que era un funeral y Alyssa procuró mesurar su lengua—. Mi gentil sobrina, que los vientos sean tan fuertes como tu espalda, tus océanos tan apacibles como tu espíritu y tus redes tan rebosantes como tu corazón. Del océano venimos, al océano regresamos.
—¿Sientes culpa?
—No.
—Entonces no deberías lamentarte, hiciste cuanto pudiste.
—No lo siento así.
—El que hayas ido a acostar a las niñas, fue el mejor de los gestos, porque no debían ver tal situación.
—Estás muy calmada.
—Pregúntale a Mía, fue imposible levantarme del suelo.
—La amabas.
—Mi prima favorita, porque tengo otra— intentó no reír—, volábamos juntas, con nuestras majestuosas alas casi sentía que nos convertíamos en Balerion.
—Iré con Helanea.
—No te pierdas, por favor— Jaehaerys besó a su madre y marchó de allí.
—Visenya se queda contigo.
—No te dejan ni a sol ni a sombra.
—Visenya sabe todo lo que pasé con su padre, no le dijo a los más jóvenes, pero los enseñó a que me deben proteger...
—Tus hijas son la imagen misma de su madre. Un consuelo y una angustia como bien lo recuerdo; los dioses pueden ser crueles.
—Especialmente contigo.
—Sí, deberías regresar con nosotros a Desembarco del Rey, es momento de volver a casa.
—Pentos es mi casa, y el de mis hijas.
—Daemon, sé que hemos tenido diferencias. Pero déjalas pasar por los años, hay un lugar para ti en mi corte, si llegas a necesitarlo.
—No necesito nada.
—Daemon— lo reprendió cuando el rey se giró.
—¿Viste cómo ni te prestó atención?
—Hoy no, amor mío— le sostuvo el mentón—. Ve con ella, nadie mejor que ella para encontrar la paz que tanto buscas.
—Hija.
—¿Cómo está mi amado padre?
—¿Cómo estás tú?
—Bien, mejor te llevo a recostar.
—¿Temes que me pierda?
—Yo sí— rio para tratar de ocultar la angustia que sentía por su padre.
***
—¿Qué haces ahí tirado?
—¿Vienes a juzgarme?
—Tu madre ha de estar preocupada.
—Y tú por fin te separas de la tuya.
—No me hables así— le apretó el mentón y su tío la empujó, a lo que ella regresó el golpe—. ¡Visenya!
—Príncipe Aegon.
—¿Conoces algún remedio para esto?
—No bebo, no me gusta no ser consciente de mis acciones... ¿qué tan buen jinete eres?
—Montamos dragones, chiquilla.
—Yo hablo de caballos.
***
—Aquí está su infusión, alteza.
—Gracias, Mía.
—Debe recostarse.
—Maegon fue a leer con Helaena, Visenya supongo que está con sus primas, si no regresan... Bueno, solo faltan Maegon y Jaehaerys.
—Madre.
—¿Qué tal estuvo tu paseo?
—Me gusta aquí.
—¿Pero...?
—¿Has pensado en mi futuro?
—Claro que sí.
—¿Y en matrimonio?
—Tengo algunas ideas, pero la última palabra es tuya.
—Y yo ya sé a quién quiero desposar.
—Se harán los preparativos necesarios para que ese enlace se logre.
—¿Aunque eso implique destruir otro?
—No se destruye si no se ha consumado— dijo Mía entregando otra infusión para la hija.
—No le metas ideas a la niña— sonrió, pero por dentro era capaz de eso y más por su hija.
—Tía, se roban a Vaghar.
—Carajo— arrojó la manta que cubría sus piernas y salió de allí para buscar a Lancel, mientras Visenya siguió a su hermano, a sus primas y a sus primos.
—¡Deténganse de inmediato!
—Mi príncipe, déjeme ver— Alyssa empujó a todos para tratar de curar a su hermano.
—Por los dioses— se horrorizó al ver aquello, los guardias querían quitarla y ella, con esfuerzo, cargó al príncipe adentro, trataba de aferrarlo, pero era imposible, un mal movimiento y lo lastimaría, no podía tocarlo para detener la hemorragia, así que lo cubrió con las faldas de sus vestidos mientras ordenaba a los suyos ir por la madre. En estos momentos, no podía odiar a Alicent, el niño la necesitaba.

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Hija del trono de hierro
Fiksi Penggemar*Basado en House of the Dragon* Alyssa Targaryen, hija mayor del rey Viserys I y su primera esposa, Alys Lannister, pero para ella, no hay más madre que Aemma Arryn, la madre de su hermana Rhaenyra. No era la sombra de su hermana, sino la princesa...