*Basado en House of the Dragon*
Alyssa Targaryen, hija mayor del rey Viserys I y su primera esposa, Alys Lannister, pero para ella, no hay más madre que Aemma Arryn, la madre de su hermana Rhaenyra.
No era la sombra de su hermana, sino la princesa...
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Vermax no se sentía muy confiado en llegar más allá. El viaje al Nido de Aguilas fue fructífero, Aemma prometió no darle un dragón, sino una nidada completa, asegurando que Quenya ponía una cada nueva luna. Se despidieron y emprendieron vuelo a Invernalia, la mejor apuesta era Cregan Stark, el Señor de Invernalia. Aemma ya extrañaba el calor de Lady Arryn, no fue tan difícil convencerla, la princesa casi suplica en los ojos de la Arryn. Salió de su pensamiento con los rugidos del dragón de su primo.
—¿Qué le pasa?
—Dicen que así se ponen cuando viajan al Norte.
—Nunca había venido.
—Te gustará— y buscó a tientas la mano de la princesa.
—Jacaerys Velaryon, príncipe de Rocadragón, Aemma Lannister, hija de Alyssa Targaryen.
—Bienvenidos— se levantó del trono del Rey en el Norte, Jacaerys entró a pasao firme, mientras la princesa Aemma reverenció al Señor de Invernalia.
—Es verdad lo que dicen de su magnificencia— de verdad Aemma se veía maravillada al ver la belleza tosca del Norte, Jacaerys la volteó a ver inquisitivamente.
—Y veo que usted ha guardado la belleza de su madre— se acercó a besar el dorso de su mano—. Seguro están cansados por el largo viaje, pediré que les preparen una pieza a cada uno.
—No tenemos tiempo para eso, estamos en los albores de una guerra— interrumpió el príncipe de Rocadragón.
—Planeaba ir de cacería, ¿por qué no me acompaña? — el príncipe volteó con su prima.
—Ve, yo aquí los espero.
—No se preocupe por ella, mi hermana podría hacerle compañía a la princesa— Cregan tomó la mano de la platinada y anduvieron por el castillo hasta una de las salas donde se encontraba una joven castaña de rostro delicado en comparación con el Señor de Invernalia.
—Creí que ya... oh— se levantó—, lo lamento. Bienvenidos.
—No hace falta, mi lady.
—Les presento a Sara Snow, mi hermana.
—Es usted tan bella— Aemma reverenció a la mujer antes de besar su mano.
—Princesa, no es necesario.
—Quisiera aprender un poco de sus costumbres mientras nuestros hermanos viajan de cacería— luego volteó con Jacaerys y también tomó la mano de su primo—. Ustedes vayan, nosotras aquí nos quedaremos y le palticaré los pormenores mientras usted escucha al príncipe.
—Sea.
—Ve, yo cuidaré de Vermax.
—Estaremos bien— atinó Sara.
—Partiremos al final de la semana si eso te deja más tranquilo— a pesar de que Jacaerys se veía inquieto. Aemma reverenció a cada uno antes de correr detrás de Cregan.