No tengo mala memoria, solo que a veces no presto atención, pero recuerdo esa mirada y sigo viéndola alta, a pesar de estar de pie frente a ella.
Y yo que me creía alta.
—¿Tú vienes por la acreditación? —me preguntó, a lo que asentí con la cabeza. Volvió adentro, sacó un documento de una carpeta y lo puso sobre la mesa delante del sofá—. Llena esto —indicó.
Entré, me senté, tomé la hoja y revisé lo que era. Es la solicitud del examen.
Dice que, si consigo un nivel por encima del promedio, puedo hacer valer la acreditación incluso el siguiente año.
De mi mochila saqué un bolígrafo y me incliné sobre la mesa para llenarla.
La mujer se recargó en el muro, observándome y cruzada de brazos.
Realmente no creo haberle hecho algo tan malo ayer, solo estaba distraída, tampoco es que la estuviera ignorando con descaro.
Aunque quizá ni siquiera me recuerda.
Cuando la miré y ella a mí, levanté una ceja.
No es ella, me pone nerviosa que me vean así.
—Si pierdes esa hoja, a mí me van a regañar —se explicó.
Suspiré para volver a la hoja. Todavía tengo amabilidad que ofrecer, estoy segura.
Me detuve un momento al llegar a una pregunta que me pedía un óbice, es decir, un impedimento para seguir estudiando.
Todavía no estoy segura de continuar, pero impedimento como tal no tengo, aunque creo que es posible que un día simplemente decida no volver a la escuela o salir de mi casa.
Podría tomarme un tiempo para...
—Me pidieron que esperara a que vinieras a llenar eso, de lo contrario, ya me habría ido —dijo.
Marqué una x en la casilla, firmé y le entregué la hoja.
De pie, apreté la correa de mi mochila, viéndola revisar el documento para luego guardarlo en la carpeta, y esta vez ella me miró a mí.
—Perdón por lo de ayer —me disculpé sin pensar más en si debía hacerlo o no.
A pesar de cualquiera sea la respuesta que me dé, ya no tengo porqué preocuparme por eso.
—Está bien —dijo al cerrar la carpeta. Creo que eso significa que aceptó mi disculpa.
Al ver que eso era todo, guardé mi bolígrafo y me dirigí a la salida, solo que esperé afuera, hasta que la profesora salió.
—Preséntate aquí mañana a las seis —indicó, cerrando la puerta con llave.
Todavía sujetando la perilla, se detuvo en seco. Me incliné hacia ella y vi un mal gesto en su cara.
Echó la cabeza atrás y suspiró.
—Eso es todo —dijo sin voltearme a ver.
Entendí que me dijo que me fuera y eso hice.
Salí a esperar el autobús en la banqueta, en la calle frente al instituto, y, unos minutos después, vi a esa profesora saliendo de la escuela.
Tengo clases con ella los lunes y viernes. Su asignatura no es importante para mi carrera, pero igual debo cursarla, es parte del programa.
La mujer subió a un auto estacionado afuera y se fue más rápido de lo que uno pensaría que conduce un profesor.
En casa, me quedé con Julia toda la tarde; mamá se fue con Celeste al dentista; papá está en Hidalgo; y Noah sabrá Dios dónde.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Romance💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...