En el examen de Arte Universal me fue realmente bien y, desde la primera pregunta, entendí por qué la profesora Cynthia me había hecho hacer primero la prueba de Etimologías.
No recordaba todo, pero me ayudó mucho el significado de las palabras, así como sus orígenes.
Contesté el examen sin saber por qué estaban bien mis respuestas, pero sabía que eran correctas.
E igual que con la prueba anterior, la primera persona a la que le mostré los resultados fue la profesora Cynthia.
Me fue mejor incluso que en Etimologías.
—Sigo teniéndole muy mala fe a las calificaciones, pero lo hiciste muy bien —me devolvió la hoja con mis resultados.
—Muchas gracias por todo —guardé la hoja en mi mochila.
Me encuentro sentada sobre la banca frente al escritorio y ella está recargada en este, delante de mí.
—No tienes que agradecer, no lo estoy haciendo por obligación.
—¿Por Carolina? —pregunté y negó—. ¿Por qué entonces?
—No tenía pensado darte una clase y tengo un compromiso —No me respondió lo que pregunté.
Guardé mis cosas y, de un brinco, bajé de la mesa, por eso casi tropezaba, solo que la profesora me sujetó del brazo y tiró de mí, hacia ella, para enderezarme.
Mi respiración se pausó cuando la tuve muy cerca de mí.
Es más alta que yo, solo que, al estar todavía recargada en el escritorio, la diferencia no es tanta y su respiración podía escucharla.
A tan poca distancia, mi reflejo en sus ojos es más claro.
—Con cuidado —murmuró al soltarme.
Azotaron una puerta lo bastante cerca de este salón, entonces reaccioné y me alejé.
—Con permiso —dije antes de irme.
Sentí el golpe del aire frío al salir de la escuela.
Cuando volví a mi casa, durante la cena, mi mamá me preguntó que si podía ir a la tienda el fin de semana, por algo que tenía con Julia, solo que no le estaba prestando atención y accedí sin saber a qué había dicho que sí.
Y el sábado mi mamá me recordó en el desayuno que debía estar en la tienda a las dos de la tarde.
Cuando llegué, aquel chico, Adolfo, estaba terminando de hacer la limpieza.
—Creí que no te iba a volver a ver —expresó.
—No pensaba regresar —dejé mi bolso en el mostrador—. ¿Necesitas ayuda en algo?
—No, ya terminé —respondió.
No sé si él se encarga solo de la limpieza, pero la hace tan bien como Chuy.
Una vez que terminó, se retiró para tomar su descanso e ir a comer.
Me sujeté el cabello para revisar a detalle el corte de la caja de ayer, como me dijo mi mamá.
—Buenas tardes —saludó una mujer al entrar, observando la tienda.
—Buenas tardes —le respondí.
—Estoy buscando uno de esos brazaletes con cuarzos —se acercó al mostrador, donde me recargué para escucharla, porque habla en un tono muy bajo.
—Sí tenemos cuarzos, pero no en brazaletes —le di la vuelta al mostrador para ir por el árbol de cobre, que tiene muchas piedritas de colores.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Romance💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...