Capítulo 60

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La opinión de Dánae fue casi la misma que la de Noah, salvo por el hecho de que a ella Zu le parece una buena opción.

No la conoce tanto como yo, en cambio, dijo que, de vista, es agradable y tal vez sea justo lo que necesito.

El tema ahora es que no quiero necesitar a Zu ni utilizarla.

Ella no tiene ni la responsabilidad ni por qué tomar el trabajo de ayudarme en nada.

Mis problemas no los voy a dejar caer en nadie más, ya lo hice una vez y, como dije, cuando me los devolvieron, pesaban el doble.

Ni yo merezco volver a pasar por eso ni hacérselo pasar a nadie.

Traté de pensar en todo eso al mismo tiempo que no descuidaba mis citas. Si no fuera capaz de separar mis problemas familiares y personales del trabajo, no estaría aquí.

Ni me proyecto ni descuido a las personas que me dejan entrar en sus vidas.

Reaccioné cuando Job me tendió su dibujo.

Intenté no ladear la cabeza, para no dejar ver que no entiendo qué es.

Lo que me importa de esto es el mar rojo y no me estoy yendo por nada psicológico y emocional, es que es daltónico.

Al igual que el dibujo, me dio la basurita del dulce que le di.

En lo que los padres no me ayudan es en no tratar a sus hijos como si fueran de cristal. No pueden hacerles todo.

—Me falta un barco aquí —le señalé un área del mar—, ¿puedo?

Asintió luego de mirar a donde apunté.

—Amarillo —indicó al pasarme el color verde.

Pues verde será.

Sé dibujar por todas las veces que ayudé a Julia con sus tareas y no es que lo haga del todo bien, pero sí se entendió que era un barco.

Lo que estoy tratando con Job es la dependencia y el que, a su vez, quiere que todo se haga como él dice.

Los conflictos que tenemos son cuando me niego a ponerle todo en la mano, hay cosas que él las puede tomar por sí mismo.

Tocaron la puerta.

—Puedes ponerle lo que quieras —antes de levantarme, puse la hoja en la mesa donde está trabajando.

Era la secretaria.

—Perdón, pero la farmacéutica retiró el pedido.

—¿Por qué?

—No estaba supervisado.

—Yo pedí medicación para supervisarla —le recordé.

—Sí, pero pasó por el Departamento de Salud y ahí lo retuvieron y lo devolvieron.

Ese Departamento en realidad no tiene motivos para meterse en lo que entra y salga de este hospital.

—¿Lo devolvió la dirección?

Negó.

—Fue el área de farmacología.

Volteé a ver a Job, para luego volverme a la mujer.

—Vuelve a enviar la solicitud, pide estrictamente que llegue aquí y quiero el contacto de farmacología del Departamento.

Asintió antes de irse.

Terminé la terapia con Job y la de Karina, para después ir a atender el asunto de mi solicitud.

No soy jefa de nada, pero sí me están dando la confianza de que yo me encargue de la medicación que Psicología receta y no voy a dejar que nadie se meta, mucho menos alguien que no sepa lo que estamos haciendo.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora