Capítulo 53

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Cynthia sí se estaba presentando a clases, solo que iba a sus sesiones y se retiraba de la escuela, entonces no podía verla, aunque sí hablé con ella y me dijo que tal vez había encontrado algo bueno.

Pero también estaba al pendiente de Carolina y su "descanso" que dijo estarse tomando.

Necesitaba saber si en realidad estaba buscando trabajo e igual que Cynthia no quería preocuparme.

Todos estos problemas me llegaron juntos y yo no tenía manera de ayudar a ninguna de las dos.

—Ya te dije que puedo conseguir un empleo cuando quiera —expresó al tomar asiento en la mesa.

—No sé si me estás diciendo la verdad.

—Pues deberías preocuparte menos por mí y más por Cynthia.

—Ni siquiera la he visto, siento que se está escondiendo de mí.

—No quiere que te enojes.

—¿Por qué?

—Pues por el trabajo que rechazó... —otra vez, guardó silencio al verme enseriar.

—¿Cuál trabajo?

—No juegues que otra vez no sabías —se quejó.

No le pedí que me dijera nada, me levanté, tomé mis cosas y salí del departamento.

Tenía que ir a buscar a Cynthia.

Ella todavía estaba en la escuela, de hecho, yo había salido hace como tres horas, pero Cynthia tenía clases y por eso preferí aprovechar para ir a ver a Carolina.

En el aula donde me dijeron que estaba, esperé hasta que se fueron los últimos alumnos, luego cerré la puerta.

—¿Carolina te avisó que venía?

De pie, limpiando el pizarrón, asintió.

—Me dijo lo que te dijo.

—¿Qué empleo era, por qué lo rechazaste?

—... No era tan...

—¿Qué trabajo era?

—Administración de bienes.

Todavía tiene el reconocimiento de su familia entonces.

—¿Por qué dijiste que no?

Se cruzó de brazos y se recargó en el pizarrón.

—No era aquí, es en Canadá.

Eso no lo sabía ni lo pensé.

—¿Tendrías que irte o viajar?

—No sé, no pregunté los detalles.

—¿Y el sueldo?, ¿era bueno?

—Más que bueno —dijo para sí.

Por esa respuesta suya, entendí que sí le interesaba.

—Pregunta, solo para que sepas de qué va. Ya no soportas estar aquí, lo veo en tu cara.

Desde un principio, le fastidiaba este trabajo, ahora más que viene y cumple por un sueldo que no le sirve para absolutamente nada.

—¿Y si la única opción es que me vaya?

—Lo importante es que tú estés bien.

Extendió una mano y, al darle la mía, tiró de mí para abrazarme.

—No hay manera de que te deje —murmuró.

Respiré hondo.

Yo no quiero que se vaya a ningún lado.

Pero no la voy a retener aquí solo para que yo me sienta bien.

∙⊱♡⊰∙

Otra vez, cuando llegué a mi casa, vi a Noah y Lucero afuera, hablando. Solo saludé y entré.

Julia estaba en la sala, haciendo su tarea y Zu estaba en la cocina.

—¿Qué haces aquí?, ¿otra vez te fue a buscar? —le pregunté a la chica, en voz baja.

—Quería ayuda con su tarea —respondió.

Volteé a ver a Julia.

—Siento que está enojada conmigo.

Ya le di su espacio, pero sigue sin hablarme, es más, apenas me voltea a ver.

—¿Quieres que le pregunte?

—No, déjala. Yo después hablo con ella —metí una taza con agua en el microondas—. ¿Has hablado con Alisson, sabes cómo está?

—Casi no la veo. Se va muy temprano a trabajar y regresa muy tarde.

No quiero hablar con ella por ahora, pero realmente la aprecio y me desespera la situación con ella.

Una semana más tarde, el tiempo que le di a Cynthia para que averiguara más sobre ese trabajo, la vi en la escuela, el viernes, cuando mis clases y las suyas terminaron.

Primero esperé a que fuera a dejarle al rector una responsiva que le pidieron, luego volvió y me dijo que, efectivamente, el trabajo le iba a exigir quedarse en Canadá.

Vine queriendo hablar con ella, solo que no supe qué decirle.

Llevaba ya un rato en silencio, sentada sobre el escritorio, mientras que ella se encuentra en la silla frente a mí.

—¿Tú quieres ir? —pregunté.

Si es lo que quiere, no le voy a pedir que se quede. Podemos encontrar la manera, únicamente tiene que decirme lo que quiere.

—No.

—Pero —le pedí la contra.

—No tengo más opciones por ahora.

Suspiré.

—No seríamos ni la primera ni la última pareja en tener una relación a distancia, además, en algún momento te tienen que dejar descansar. Cynthia, si aquí no encuentras algo y allá sí, ¿para qué te quedas?

—¿No entiendes lo difícil que sería para mí separarme de ti?

—Tan difícil como sería para mí. Pero de amor no se vive. Yo no quiero ser quien te detenga, jamás me lo perdonaría.

Giró la cabeza, negándose a mirarme.

Bajé del escritorio para sentarme en sus piernas.

—Podemos hacer que funcione —dije en voz baja—, por lo menos podemos intentarlo.

Si es por Cynthia, a lo que sea le buscaría la manera.

Me rodeó la cintura para abrazarme y yo me acerqué a ella, apretándola también.

Para que yo esté bien, solo necesito que ella lo esté.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora