No había podido ver a Carolina por haber estado al pendiente de Cynthia, además ella no me recordó que tenía que ir, entonces planeé verla hasta la semana siguiente.
Es más, el sábado, cuando Cynthia ya estaba mejor y me dejó por fin acercarme a ella, luego de que se diera un baño y se secara el cabello, le pedí que se quedara en la cama, sin la ropa superior puesta y bocabajo, luego subí encima de ella y comencé con uno de los masajes que me enseñaron en Terapia Física.
Al principio no quería, pero, una vez que empecé, ya no se pudo quejar.
Su espalda es muy bonita...
—Si te quedas quieta, me voy a dormir —habló.
—Perdón.
Me estiré para tomar un poco de aceite y volver a calentar mis manos.
Recogí su cabello antes de seguir en sus hombros.
Al tocar su cuello, recordé las veces que ella ha sujetado el mío. Si yo la tomo a ella, no estoy segura de si se sentirá muy diferente a cuando ella me toma a mí.
Me hice a un lado para bajar de la cama y le alcancé una camiseta.
—¿Vas a regresar el lunes? —pregunté.
—Sí, no creo que me vuelvan a dar un permiso.
Es que ella falta mucho. En serio no le gusta trabajar.
—¿Carolina habló contigo? —cuestionó.
—¿De qué?
Negó.
—Solo me dijo que quería hablar contigo.
Carolina no me buscó en toda la semana y la verdad yo no me di tiempo de ir a verla.
—Ya tengo que irme —me puse la chaqueta—. Descansa. Nos vemos el lunes, ¿sí?
—Está bien.
Me acerqué a darle un beso antes de irme.
Traté de no tardar mucho tiempo en llegar a mi casa porque mi teléfono se había quedado sin batería y, si bien mis padres saben dónde estaba, es contraproducente no responderles.
Al llegar a mi casa, mi madre y Alisson estaban en el comedor.
—Buenas...
—¿Cómo pudiste? —me interrumpió la segunda.
Enserié por la manera en que me veía, con los ojos llorosos, la mirada dolida y decepcionada.
—¿Qué? —murmuré.
—Estuviste embarazada de Santiago y no me dijiste nada —se puso de pie.
Mi madre igual se levantó, siguiendo con la mirada a Alisson.
Dejé mis cosas en el sofá.
—Te lo iba a decir, pero...
—¿Cuándo?
Me crucé de brazos.
—Es que no supe cómo —susurré.
—Elizabeth, en cinco años no encontraste la manera de decírmelo —su voz temblando me provocó escalofríos.
—No quería lastimarte, pero para mí era muy difícil. Alisson, ni a mi familia le dije nada.
—Pero se trataba de mi hijo —endureció el tono—. ¡Y preferiste deshacerte de él que decírmelo...!
—¡No! —interrumpí—. Lo perdí, no sabía qué hacer, pero yo no me deshice de él, lo perdí —dije con claridad.
Alisson se limpió las lágrimas y enalteció la cabeza.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Romance💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...