Capítulo 54 [+18]

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Acompañé a Zu a su última cita, por suerte, le dijeron que estaba perfectamente bien y ya no iba a tener que presentarse por lo menos dentro de dos meses, entonces sus planes para volver a su casa iban en serio.

Al volver, le pedí ir a buscar a Julia, para llamarla a ella y a Celeste a comer.

Celeste me dijo que tampoco sabe qué tiene la chiquilla, pero que con ella también está rara.

Comí con las tres, pero Julia se fue en cuanto terminó y Celeste la siguió.

—Si le ofreces llevártela a tu casa, te va a decir que sí —le dije a Zu, refiriéndome a Julia.

—Mi casa es muy chiquita.

—¿Te puedo acompañar a tu casa? Quiero conocer a tu familia.

La señora me daba miedo cuando la conocí, pero no era una mala persona, y el señor recuerdo que intentó ser amable conmigo, además, su hermano me da curiosidad.

—Seguro mi mamá va a venir por mí, pero si ella dice que sí, no hay problema.

—¿De dónde dices que eres?

Noah llegó, apenas saludó y subió a su habitación.

—¿Él y Lucero están... saliendo? —me preguntó Zu.

—No, todavía no, hasta que sea mayor de edad —recargué el codo en la mesa y mi mentón en la palma de mi mano—. Cynthia me dijo que le gusté desde que me conoció, desmayada y con dieciséis, pero le gusté.

Es que, con lo de Noah y Lucero, siempre me acuerdo de Cynthia.

—¿Cómo, no la conociste en la universidad?

—Sí, pero ella me llevó a la enfermería cuando me desmayé. Recién había regresado a clases cuando pasó el accidente, todavía estaba embarazada.

—¿Y te esperó? —sonrió.

—No sé, nunca le he preguntado, pero tal vez pensó que no me volvería a ver y mira.

—Creo que es bueno que ella haya vuelto a tu vida cuando estabas mejor, en aquel entonces no hubiera resultado bien. Tanto por lo que estabas pasando como por tu edad.

Tiene razón.

Si Cynthia sí se hubiera quedado a dar clases, la habría decepcionado o simplemente yo hubiera rechazado cualquier intento de ella por acercarse, así hubiera sido con la intención de ayudarme.

Carolina me soportó mucho, sinceramente.

∙⊱♡⊰∙

Lo mejor para Cynthia fue tomar ese empleo, antes dijo que iba a ir a presentarse y conocer a las personas con las que estaría trabajando en todo caso.

No va a renunciar a la escuela sin antes tener algo seguro allá.

Pidió un último permiso para faltar unos días.

Solamente había ido al aula donde tuvo su última clase para verla, porque no puedo ir al departamento de Carolina, además, ella está ahí y es más privado aquí.

Vine a despedirme, porque esta misma noche estará yéndose y volverá hasta dentro de seis días.

—Háblame cuando llegues y cuando ya vengas de regreso —le pedí.

—Por supuesto.

Antes de que saliera del aula, me sujetó del brazo para que volviera y me besó.

Le respondí.

Jaló la puerta detrás de mí y la cerró.

—Cynthia... —me interrumpió con un beso—. No deberíamos...

Me sujetó de la cintura y la verdad no estaba tratando de interrumpirla en serio.

Hace mucho que no me besaba así, desde el viaje, porque primero estuvo su gripe, luego el problema con Carolina, después el suyo...

Puso el seguro de la puerta.

—¿En serio lo vamos a hacer aquí? —pregunté, siguiendo su mano en la perilla.

—Tengo que estar en el aeropuerto en una hora —empezó a besarme el cuello.

Sé que no hay nadie, que nadie vendrá y la puerta está cerrada igual, pero nunca pensé en hacerlo en un lugar como este, menos en un aula de clases.

Cuando tocó mi cintura por debajo de la blusa, yendo hacia mi pecho, empecé a dejarme llevar.

Terminé de decidirme cuando presionó mi busto.

Metí las manos bajo su saco, para quitárselo; ella me quitó la blusa y me cargó por la cintura para subir al pupitre más cercano.

Solté los botones de su camisa, mientras ella desabrochaba mi pantalón y me recargué en ella cuando metió su mano, por dentro de la ropa interior también.

Me intenté levantar un poco para que pudiera tocar y meter sus dedos.

Por la posición, yo me tenía que mover también.

Temblé al terminar, pero ella sujetó mi pantalón para quitármelo. Una vez con esta prenda fuera, se arrodilló para besarme ahí abajo.

Preferí bajar de la mesa y subir mi pierna a su hombro, para poder acercarme más.

Recogí su cabello y tiré un poco de ella, al mismo tiempo que movía mi cadera. La quiero todavía más cerca.

Presionó mi pierna con una de sus manos, mientras su lengua entraba.

Nunca me había hecho eso.

Me estiré al temblar cuando la movió todavía ahí dentro.

No pude evitar dejar salir todo.

De rodillas sobre ella, le quité la camisa, solté su pantalón y metí mi mano.

Está húmeda.

Se quejó cuando la toqué.

Lo más cómodo aquí era el mismo piso, entonces, con ella recargada en el muro, subí encima, para hacer el resto yo misma.

Tanto ella como yo llevábamos todavía el sostén puesto, por lo que primero le quité el suyo, para después deshacerme del mío y presionar contra ella antes de seguir.

Me abrazó la cintura.

La presión de sus manos, su voz, mi pecho tocando el suyo y todo lo que sentía en mi intimidad hicieron que me olvidara del lugar donde estábamos.

Cuando tengo a Cynthia enfrente, el mundo desaparece.

Esa noche se fue, yo volví a mi casa y no podía ni cerrar los ojos, pensando en ella y esperando ese mensaje de que había llegado bien.

Me dormí esperando.

Nota de la autora ☄️:

¿Qué son 6 días? Nada, corazones.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora