Cepillándome el cabello delante del espejo, donde en realidad no estaba mirando mi reflejo, más bien estaba pensando en las preguntas de Noah sobre la licenciada Sade.
A mí no me van ni me vienen las preferencias de los demás, me dan lo mismo.
No es como que, cada que conozco a alguien, le pregunte qué gustos tiene. Si tengo que saberlo, lo sabré, supongo.
El asunto aquí es que, muy a pesar de verlo en televisión, mangas, libros y demás, nunca había estado tan cerca de una chica a la que le gustaran las chicas.
Le di la espalda al lavamanos, para recargarme. Eché la cabeza atrás y miré hacia la nada. Creo que le estoy dando vueltas a algo que no tiene importancia.
Si la profesora Cynthia es o no lesbiana, a mí no me tiene por qué interesar.
Después de haber hecho el examen, moralmente creí que la primera persona, después de mí, que debía ver los resultados, era la profesora.
Ella no me había citado, entonces, esperando encontrarla, fui al aula el mismo viernes y ella no estaba, pero sus cosas sí.
Luego de entrar al aula, creí que era mejor salir y esperar afuera, precisamente por el hecho de que sus cosas estén ahí.
Al dar la vuelta, ella venía entrando.
Eché el pecho al frente y di un paso atrás.
—Perdón, venía a buscarla.
—¿Venías o vienes? —preguntó al entrar e ir al escritorio.
—Vine —me acerqué—. Hice el examen el martes.
—¿Cómo te fue?
Jalé mi mochila para buscar el documento con los resultados, el que me entregaron el mismo día, y se lo di.
Lo leyó en silencio.
—No es un diez, pero...
—El número no importa —repuso—. Tenías que aprobar y aprobaste —me tendió la hoja de regreso.
Ese 8.7 fue casi un diez para mí.
—¿Y sobre las siguientes pruebas?
Levantó la vista hacia mí.
—¿Quieres que te siga ayudando?
—Por favor.
Asintió para sí.
—De acuerdo —se levantó, tomó sus cosas y me indicó salir del aula.
No cerró la puerta, eso lo tienen que hacer los de intendencia, entonces, luego de salir, encaminé con ella por el pasillo.
Sujeté la correa de la mochila.
—Sigo teniendo tiempo solamente los viernes, a la misma hora.
—Está bien —dije.
Igual estaba acostumbrándome y es mejor a que sea entre semana.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro.
—¿Quién es Santiago?
Respiré hondo al enderezarme.
Cuando escucho su nombre, se siente como si una fibra de metal raspara mi corazón. Duele mucho todavía, pero aprendí a sufrirlo en silencio.
—Un alumno de esta escuela.
—Aquel alumno dijo que tú y él son novios.
—Éramos —enfaticé.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Lãng mạn💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...