En el restaurante donde nos vimos para comer y hablar, Dánae puso las manos en la mesa y empezó a dar palmadas sobre esta, mirándome con los ojos encendidos.
—Ya cuéntame —mandó.
Puesto que la usé como excusa, le dije dónde pasé la noche y ya asumió lo que pasó.
—Lo hicimos —se lo confirmé.
Se mordió el labio y se contuvo para no gritar.
—¡¿Y?!
Puse las manos en mi cara.
—Me empiezo a poner roja cuando me acuerdo.
Esta mañana, mi madre casi no me deja salir porque pensó que estaba enferma, puesto que me vio toda roja y, al tocar mi frente, dijo que también estaba caliente.
—¿Fue lo que esperabas?
Bajé mis manos.
—No esperaba más que fuera considerada.
—Y lo fue —aseguró.
—Más de lo que creí. Hablamos antes y me respondió muchas preguntas, y ella también me hizo algunas. Fue increíble —murmuré al mirar a la mesa, recordando otra vez lo que pasó esa noche—, Cynthia es... —guardé silencio muy tarde.
Al mirar a Dánae, ella me miraba.
Alzó la cabeza, la ladeó un poco y entrecerró los ojos.
—Se llama Cynthia.
Pasé saliva.
—Sí.
—¿A cuántas Cynthia's conocemos?
—Yo conozco varias —mentí.
—Pues yo solo conozco a una.
—Por favor —aludí a lo absurdo de su idea. Luego fruncí el ceño, rendida, sabiendo que no la voy a convencer de nada—. Ya, sí, es ella.
Abrió los ojos de par en par.
—¿Estás saliendo con la profesora? —preguntó al expresar una amplia sonrisa—. ¡¿Para eso eran las clases privadas?!
—¡No! —alcé la voz—. Esas clases eran en serio y ella me ayudó de buena fe —comencé por ahí—, pero así empezamos a conocernos.
Cynthia fue tan buena y amable conmigo. Me trató justo como necesitaba en ese momento.
—¿Estás enamorada? —preguntó.
Desvié la vista y cerré los ojos.
—Hasta los huesos.
No la puedo sacar de mi cabeza, quiero verla, no me importa lo que tenga que hacer, y me vibra todo cuando recuerdo esa noche, cosa que no puedo evitar traer a mi memoria.
—¿Sabe todo lo de Santiago y eso?
Asentí.
—Lo supo casi desde el principio, se lo conté antes de empezar a salir con ella, para darle la oportunidad de arrepentirse.
—Pero no se arrepintió.
Ahora negué.
—Esa mujer estaba muy decidida —dije para mí, a lo que Dánae se soltó a reír.
—¿Y qué dicen de eso tus papás?
—Todavía no saben.
Puso los ojos en blanco.
—No tiene nada de malo.
—Lo sé, pero mis papás se acostumbraron a verme sola.
—Pues piensa en cómo les vas a decir, porque, para ti, quedarte callada una semana es lo mismo a cuatro años —se puso de pie.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Romantik💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...