Capítulo 39

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Tulipán saltó a la barra de la cocina y la bajé, para que estuviera en cualquier otro sitio menos aquí. Se quejó cuando la bajé al suelo.

No es por mí, es por Zu.

La chica está aquí, con gripe.

—Te vi en la mañana y estabas perfecta —le dije, sirviendo el agua caliente para un té.

Antes de irme a la escuela, la vi cuando iba a una cita médica y estaba bien, pero hace diez minutos que volví y la veo toda ronca y ojerosa.

—Había un niño enfermo y estaba platicando conmigo.

Me reí.

—Pues mira cómo te salió —le di la taza de té.

Alisson no está, Lucero tampoco y aquí por lo menos me aseguro de que no se ponga mal.

Si empeora, no va a venir a avisarme.

Tomamos asiento en el sofá.

El té para ella es para su gripe y el mío es para el medicamento.

—¿Te incomodó conocer a Cynthia? —le pregunté.

Sujetó la taza con ambas manos, bebió un sorbo muy lento y luego se aclaró la garganta.

—No, es que no esperaba que fuera... así.

—¿Cómo "así"?

—Tan elegante, tan... adulta. Perdón, creí que era alguien de tu escuela...

Volví a reírme.

—Pues es de mi escuela.

—¿Cómo? —sonrió.

—Nada, olvídalo —ahorita no le quiero explicar todo—. Pero entiendo a qué te refieres.

—No, no es el tema de la edad —apuntó—, es que es muy...

—Adulta.

No quiso ni asentir, pero sí, a eso se refiere.

—¿Te gusta mucho? —murmuró con una sonrisa.

—Sí.

Inclinó la cabeza para recibir el vapor de la taza.

—Gracias —dijo por el té. Ya no se escucha tan ronca.

Estuvimos aquí hasta que llegaron mi mamá, Celeste y Julia.

Zu dijo que seguramente Lucero ya había llegado, entonces prefirió irse para comer con ella.

—Me dijo Alisson que va muy bien esta niña —comentó mi mamá, mientras comíamos.

—De sus últimas pruebas, salió bien.

Ahora tiene citas de rutina, pero va todo bien con ella, salvo porque se contagia en segundos de cualquier enfermedad.

Mis hermanas preguntaron si ya podían irse y mi madre las dejó, cosa que casi nunca permite.

Luego de que subieran, ella seguía observando hacia las escaleras, en silencio.

—¿Qué? —le pregunté.

—Alisson me preguntó cómo fue que te tuvieron que operar. Sé que tú quieres hablar con ella, pero también creo que tiene derecho a saberlo. Para ella no ha sido fácil vivir con la idea de que tú sigues aquí, mientras Santiago no. Y, si sabe lo que viviste, eso puede sanar la relación que tiene contigo. Fuiste una de las personas más importantes para Santiago y Alisson no quiere vivir peleada con esos recuerdos.

Suspiré.

No lo hago por miedo, pero tampoco pienso reclamarle a Alisson que yo tampoco la tuve fácil con la pérdida de Santiago.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora