Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©

Capítulo 62

En serio no quería ir al hospital por la mañana. No dormí nada, no había comido ni tuve tiempo para desayunar y tenía reunión de rutina a las seis y media.

En toda la sesión, estuve adormilada y tratando de espantarme el sueño.

Al terminar, fui a lavarme la cara con agua fría.

Eso me enfermó de gripe.

Pude seguir asistiendo a mis terapias solamente dos días más, luego solicité el permiso por enfermedad y me dieron diez días de descanso.

Fueron muy específicos con que era el primer y último permiso que me daban.

Me sentí pequeña otra vez cuando mi madre me despertó para que comiera algo.

Seguía en el departamento, solo que Dánae le habló y vino a cuidarme, incluso vinieron Julia y Noah.

Celeste tiene un trabajo de medio tiempo, pero se mueve sola y además me preguntó qué quiero comer mañana, entonces mañana la tendré aquí.

—Acábatelo —mamá indicó a mi plato.

Dormí toda la noche, toda la mañana y parte de la tarde por el medicamento que tomé. No había comido nada, solo que tengo náuseas todavía.

—¿No quieres ir a la casa? —me preguntó Julia.

—Voy a aprovechar para hacer un curso que...

—No puede ser, te dieron estos días para que descanses —mamá me regañó.

Es que tengo un curso en línea pendiente. No me va a tomar más que un día y medio.

Preferí no responder porque ella no va a ceder y yo en serio voy a hacer ese curso.

Mi madre y Julia se fueron poco después de las diez de la noche, mientras que Noah se quedó.

Es que él no vino porque mamá le haya dicho o algo, yo le pedí venir.

Luego de ir al baño, subí a la cama, a lo que Noah se movió para alejarse de mí y de mi virus.

—Tienes cara de "Cynthia" —dijo así nada más—. ¿Qué pasó?

Fruncí el ceño.

—¿Quién...?

—La vi —se explicó antes de que terminara de preguntar cómo demonios supo.

—¿Dónde? —agarré un pañuelo para limpiarme la nariz.

—Un amigo vive en el edificio donde vivía Carolina, la vi en la entrada cuando iba saliendo.

—¿Hablaste con ella?

—Ella no me vio a mí —respondió, a lo que cerré los ojos al respirar tranquila—. Y supongo que tú también la viste.

Asentí.

—En el hospital. No sabía que mi reunión era con Carolina y llegaron las dos, pero tampoco hablé con ella. Y Carolina dijo que Cynthia no vino por mí ni quiere verme.

Noah emitió un bufido.

—Además de todo está indignada —se quejó.

—No dije eso...

—Pero Cynthia no quiere verte como si tú le hubieras hecho algo.

Abracé una almohada, mirando hacia mis pies estirados.

—No está molesta conmigo, tal vez solo no le importo.

—Sí, pero no me parece dejarlo así cuando tú estás así, como trapo viejo.