Capítulo 35

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Junté mis rodillas, más bien al apretar mis pies y los moví un poco en el aire, luego suspiré, bajé las manos a la banca y volteé a ver a Cynthia.

—¿Por qué te quedas callada? —le pregunté.

Cruzada de brazos y con la vista en el suelo, negó.

—Te estoy escuchando.

Alcé la cabeza.

—Ya terminé.

Le estaba contando sobre Zu y acabé hace como dos minutos, los mismos que estuvo en silencio.

—¿Y, esta niña, es amiga tuya?

—Tanto como eso, no. Solo la conozco. Según me dijo, no se va a quedar mucho tiempo.

—¿Santiago la conoció?

—No, él nunca despertó mientras estuvo en el hospital.

Otra vez, se quedó callada.

Me incliné para buscarle los ojos.

—¿Qué tienes? —pregunté.

Por fin me volteó a ver.

—Me dijiste las dudas que tienes sobre los problemas que esto podría traerme, ¿crees que yo no tengo las mismas dudas?

—¿Sobre...?

—No es sobre lo mismo —me interrumpió—. Soy ocho años mayor que tú, siempre puedes encontrar a alguien que te entienda mejor.

—¿Alguien de mi edad? —cuestioné molesta—. Cynthia, ocho años tampoco es la gran cosa —suspiré porque enojada empiezo a empeorar todo—. Tampoco es insignificante, pero, si a mí no me importa, ¿por qué a ti sí?

—Porque...

—Dijiste que estás enamorada de mí, ¿no? Bueno, pues sostenlo, demuéstramelo. Confía en mí —murmuré—. Yo confío en ti.

No es que no la pueda entender y que no quiera escucharla, pero creo que hay cosas por las que no tiene sentido preocuparnos.

Si tiene dudas de mí, entonces no le he demostrado lo suficiente lo que siento por ella.

Acercándose, ladeó la cabeza y yo me estiré para besarla.

Puse las manos en su cuello cuando se alejó para respirar, con tal de no dejarla ir.

—Además —pasé saliva—, tú puedes enseñarme.

Sonrió antes de volver a besarme.

Abrazando mi cintura, tiró un poco de mí y separé las piernas para que no estorbaran.

No esperaba que me latiera la intimidad cuando me presionó.

Hace mucho que no sentía eso y siempre creí que me iba a doler, pero no.

Estaba segura de que eventualmente iba a empezar a sentirme así, solo que en serio me preocupaba que me doliera.

Todo lo que puedo sentir sigue ahí, solo hacía falta despertarlo.

∙⊱♡⊰∙

Acompañé a Zu a su cita y duró menos de diez minutos, más nos tardamos en ir y en el camino a la tienda de mi mamá.

Una vez que cerré la puerta, se quitó la chaqueta. Afuera hace mucho frío para ella.

—Justo en algo así pensé —aludió a la tienda.

Cuando la conocí, le hablé de este lugar y nunca creí poder traerla. Hace un rato le dije que iba a venir porque me comprometí con mi mamá, pero no pensaba venir con Zu, ella insistió.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora