Capítulo 29

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La chica colocó una cinta de seda en mi brazo y apretó con fuerza, a lo que me quejé y le quité mi brazo.

—No tan fuerte —le pedí.

Esta rodeó los ojos, me hizo una seña de que me acercara y volvió a sujetar la cinta, con más cuidado.

Es que ya empieza a dolerme por las constantes inyecciones y ayer Carolina me puso otra dosis.

Y, por si fuera poco, en mi espalda, una chica más sujetó las cuerdas del vestido igual de fuerte que la otra con la cinta.

Esto ya se siente personal contra mí.

Me enderecé por culpa del corsé.

—Te queda perfecto —aludió un chico, mirándome desde todos los ángulos.

—Y que respire o no es lo de menos, ¿no? —puse las manos en mi cintura.

En dos semanas será el festival escolar y la chica que debía utilizar esto enfermó, entonces seré su reemplazo en caso de que no pueda presentarse para el evento.

Fui yo la que tenía la complexión más parecida a la suya, porque el vestido es a la medida.

Y tampoco es que esto me encante, pero no puedo decir que no, pues no tendría otra cosa que hacer en todo caso.

Es que ni siquiera pensaba presentarme los días del festival.

—¿Por qué este cachito es más rizado? —me preguntó la que se encuentra detrás de mí, intentando imaginarme un peinado al sujetar mi cabello y se refiere al mechón que creció a destiempo.

—No sé —respondí.

Ese mechón creció un poco más ondulado, tampoco es que esté rizado.

Lo que haremos en el festival es una exposición, una especie de fiesta de té y todos los que lleven un disfraz similar a este serán como estatuas vivientes, algo así entendí.

Estamos trabajando con la época del Virreinato.

—Vamos a preguntarle a Rosaura cómo se siente, para que te puedas preparar a tiempo —me dijo el chico.

—Claro.

La chica detrás de mí empezó a soltar las cuerdas, la otra me quitó la cinta del brazo y sujeté la prenda frente a mí para ir a cambiarme en el sanitario.

No habría querido tardarme tanto con esto, porque había quedado de ver a Cynthia para que me ayudara con el temario para la prueba de Ciencias Sociales.

Esa asignatura es la última con la que podrá ayudarme.

Esta vez estaba sola en el aula donde me citó, pero se encontraba revisando trabajos.

Tomé asiento sobre el pupitre frente al escritorio y dejé mis cosas en la banca detrás de mí.

—¿Te ayudo? —pregunté.

—No... —al levantar la vista hacia mí, la desvió al instante. Pasó un dedo por su entrecejo y se aclaró la garganta—. Elizabeth..., ¿por qué no llevas sostén?

Bajé la vista.

—Estábamos haciendo pruebas para la vestimenta del festival y lo perdí.

Hace un rato, cuando fui al sanitario a cambiarme, mi sostén no estaba entre mis cosas y tampoco lo encontré en el aula.

Se perdió.

No tengo tan pronunciado el busto, ni tampoco pasa desapercibido, pero llevo una camiseta debajo de la blusa y creí que no se notaba el que no llevo sostén.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora