Capítulo 23

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—Tengo una idea —Dánae colgó su brazo en mi cuello y me hizo caminar tirando de mí—; una cita a ciegas.

—¿Vas a ir a una cita a ciegas? —le pregunté.

—Sí —contestó—. Todavía no la hago, pero a muchos les ha funcionado. La última cita a la que fui no salió bien y eso que lo conocía.

—No estoy segura de que sea buena idea, hay tipos muy raros.

—Entonces acompáñame.

Volví a negar.

Puedo decir que ya tengo un compromiso.

Si la profesora Cynthia no quisiera realmente salir conmigo, no me habría invitado ni me hubiera recordado que no le había respondido.

Ella ya consideró que no hay ningún problema en la escuela.

No es que me llame la atención ella, sino que me interesa la cita.

Es que hace muchos años que no salgo con nadie, en una cita ni nada parecido y quiero saber si puedo, si soy capaz.

Y en el fondo siento que todo va a salir mal.

En la sesión con Carolina, no había comido todavía y ella tampoco, entonces estábamos en eso, con algo comprado de la cafetería, mientras le contaba cómo me estaba yendo últimamente.

—¿Tú crees que sea buena idea que salga con alguien?

Se sorprendió.

—Es parte de lo que espero que hagas para relacionarte con más personas, pero, ¿con quién saldrías?, ¿estás interesada en alguien?

Negué.

—Solo fue una pregunta.

—Siempre que te sientas bien, hazlo. Salir una vez con alguien no te compromete a nada.

Sé que se va a retractar si le digo que es con Cynthia con quien pretendo salir, así que eso no se lo dije.

Toda la ropa que había comprado el mes pasado solo era una versión nueva de lo mismo que siempre uso, así que no tenía nada qué ponerme, entonces le pedí ayuda a Dánae.

Esa mañana, les dije a mis padres que saldría por la noche, pero que estaría con Dánae, entonces llevaba toda la tarde con ella.

Fue en el transcurso de la semana que la profesora me dijo que iríamos a cenar, mediante un texto, porque en clase no me dirijo a ella para nada y no hemos hablado de retomar las clases, pues el siguiente examen que haré es de Estadística, algo que tampoco es su área.

—¿No es muy corto? —pregunté con duda, mirándome en el espejo.

Llevo puesto el primer vestido que eligió para mí.

No es que no sea lindo, es que muestra demasiado.

—¿Ya viste?

—¿Qué?

—Tienes piernas —señaló a mis pies.

La última vez que usé un vestido fue que en un evento del trabajo de mi papá.

—No creo que sea para mí —me volví a ella y me mostró una segunda opción, misma que tomé y empecé a cambiarme.

—¿Me vas a decir por fin con quién saldrás? —insistió, buscando una tercera opción.

—Prefiero decírtelo después. Si no resulta, se hará todo muy incómodo.

—Eso quiere decir que lo conozco.

Otra vez, está segura de que se trata de un chico.

Terminé de cambiarme y me acerqué al espejo. Este es demasiado formal.

Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora