Sin importar las cosas que haya en mi cabeza, las preocupaciones, las cuentas, problemas en mi casa, conmigo o en el trabajo, cuando cierro los ojos durante más de tres segundos, recuerdo cada detalle suyo.
Más que sus palabras, es su voz; más que sus ojos, la manera en que me miraba; más que sus manos, la forma en que me tocaba; y más que su piel, es lo que le hacía sentir a la mía.
—No.
Mi respuesta decepcionó a Zu, pero es la verdad y no voy a mentirle sabiendo toda la intención de su pregunta.
Con la vista en el suelo, pasó saliva.
—No puedo entender por qué sigues pensando en ella —expresó con un dejo de frustración.
—Zu, Cynthia me lastimó mucho, más que nadie, pero ella y lo que sentía por ella es distinto.
Lo que me hizo sentir, tanto amarla como sentirme amada, es lo que mantengo en el recuerdo de mi corazón.
Cynthia es otro tema.
—Es que... —hizo una mueca.
—No estoy esperando olvidar todo eso ni que alguien más me haga sentir exactamente igual —interrumpí—, pero esos meses fueron los mejores de mi vida y no quiero solamente olvidar que, en algún momento, fui así de feliz.
Insisto, Cynthia es un tema aparte a cómo me sentía, es eso lo que me niego a olvidar.
—Elizabeth, te juro que quise respetar tu tiempo y lo que estabas pasando, pero pienso que, si no te digo lo que siento, más tarde ya no va a servir de nada.
Yo la quiero mucho, como una amiga o como una hermana, nada más. No siento más por ella.
—Zu...
—No solo me gustas, estoy enamorada de ti.
Si el escucharlo no me hizo sentir nada, ahí está mi respuesta.
Igual y es porque lo sabía desde antes, aunque debió haberme provocado algo el escucharlo de ella misma.
—No es por Cynthia —comencé por ahí—, ni por mi trabajo que tú sabes me quita todo el tiempo: soy yo. No siento que en este momento pueda prometerte nada. Zu, te quiero mucho...
—Pero no de la manera en que yo quiero —completó segura y no se equivoca.
Negué.
—Me halaga mucho que, a pesar de todo, de mis problemas y el mal carácter que a veces tengo, te hayas fijado en mí. Siento que estás viendo algo en mí que yo ya no veo. Pero no quiero lastimarte ni prometer nada que yo sé no voy a cumplir.
—Lo único que te estoy pidiendo es que me des una oportunidad.
Ahora sí me empecé a poner nerviosa, por no querer decirle que no ni sí. Cualquiera sea mi respuesta, de ello depende nuestra relación en todos los sentidos.
—Necesito que seas más clara.
—No quiero una relación que no se sostenga de nada, quiero la oportunidad de tener una. Déjame demostrarte lo que eres para mí, lo que siento por ti y que me correspondas —me observó—. No me importa el tiempo que me tome.
Si me lo plantea así, decirle que no es cruel, porque tanto no me está pidiendo, es más, no me está pidiendo más que un permiso.
No puedo rehusarme a algo así.
—No se trata de tiempo —suspiré.
Pasaron tres años desde que Cynthia se fue y sigo sin sentirme lista para empezar algo con alguien.
Ya entendí que no es tiempo, es otra cosa.
—Elizabeth, quiero estar contigo durante todo lo que necesites para sanar.
No me di cuenta del llanto hasta que sentí el frío en la cara.
Lo que dijo, exactamente eso, ya me lo prometieron antes.
Cynthia solo me ayudó a sanar para después dejarme mucho peor de lo que estaba.
Habría preferido que me dijera cuál era su intención al acercarse a mí, no sé siquiera si consiguió lo que quería, pero nada le costaba terminar conmigo.
No quería una explicación, solamente que tuviera el valor de verme antes de irse.
Cynthia es la persona que más he amado en mi vida y también a la que más odio.
No le pude dar una respuesta a Zu, no me la exigió, solo me pidió pensarlo y que también por eso iba a esperar el tiempo necesario.
No me dejó ni llevarla a la terminal.
Y a pesar de que había reservado un lugar en la mesa para cenar, salí con Noah al patio trasero, que sigue sin ser nuestro, para ayudarle a limpiar las hojas.
En realidad, yo estoy sosteniendo la bolsa de basura y no pienso hacer más.
—Entonces —suspiró—, ya se te confesó —hizo referencia a Zu.
—Sí.
Cuando le dije a Noah lo que había descubierto con Zu, a él no le pareció ninguna sorpresa.
—Y no le respondiste nada —resumió.
—Nada —murmuré—. No quise rechazarla sin darle una oportunidad ni tampoco decirle que sí sin estar segura de que pueda corresponderle.
—¿Qué pero le pones? —preguntó como si nada.
En serio lo pensé.
Zu es linda, es muy buena conmigo y creo que tenemos una muy buena relación, pero algo falta como para ir por el lado romántico.
Si de algo estoy segura es que ella no me gusta en ese sentido.
No me di cuenta cuando Noah se me acercó, hasta que tronó los dedos cerca de mi oído.
—¿Qué? —me quejé.
—¿Qué pero le pones? —repitió.
—Ninguno, a ella ninguno —respondí.
—¿Entonces?
Me encogí de hombros.
—No sé.
—Mira, no me importa si es Zu o cualquier otra, el punto es que dejes de esperar a Cynthia.
Abrí los ojos de par en par.
—¡¿Quién te...?!
—No te molestes en decirme nada —interrumpió—. A mí no me engañas, sigues esperándola.
Eso me dolió en el orgullo, pero más por que es cierto.
Una parte de mí todavía quiere ver a Cynthia. No tengo nada qué decirle ni creo querer escuchar nada de su parte, es simplemente verla para confirmar que lo que pase con ella, a mí me da igual.
Nota de la autora ☄️:
Sí le presté atención a la confusión de cuánto tiempo me salté: tres años, corazones.
Tres años no son nada, es lo que dura la secundaria.
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Vas a estar en mi corazón | EN PROCESO | ©
Romance💗 Porque siempre pasa lo que no debería y a tu corazón le importa muy poco si se puede o no. Cuando tu alma es quien elige, tu opinión sale sobrando. . . . Esta novela utiliza en su premisa el romance entre profesora-alumna. ⚠ Hay contenido +...