Capítulo 20

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Escuchen Pony de Ginuwine para que Alejandro baile. Después escuchen Pillowtalk de Zayn.
Y si ven la imagen de portada, ahí hay un intento del tatuaje de Ale obviamente es más bonito, está hecho por Kin, o sea. Pero para que se hagan una idea ;)
Ah, y por fa, comenten y voten:(
Sin más, disfruten.

 Pero para que se hagan una idea ;) Ah, y por fa, comenten y voten:(Sin más, disfruten

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CAPÍTULO 20
NORA

En su apartamento también hay pétalos de rosas haciendo un camino en el suelo.

Y aunque la tensión de lo sucedido en el camino sigue ahí, el corazón se me acelera una vez ante lo tierno que Alejandro puede llegar a ser. No solo mandó a decorar toda una sala en un restaurante reconocido, sino que hizo lo mismo con todo su apartamento. Para mí. Solo para mí.

Me giro en medio de la sala, cubriéndome la boca con sorpresa y con unas irremediables ganas de llorar. Alejandro está de pie a unos cuantos pasos de mí y no dudo en correr hasta él, que me sujeta con fuerza cuando salto a sus brazos. Rodeo su cuello con mis brazos, sus caderas con mis piernas y le lleno la cara de besos que lo hacen reír. 

—Te amo muchísimo, Alejandro. —Lo sujeto de las mejillas y le doy un beso brusco y necesitado que nos roba el aliento.

Sus manos se mueven en mi espalda. Encuentra el lazo del vestido y deshace el nudo de un tirón. Sonríe contra mis labios cuando el vestido se afloja de inmediato, y después, una de sus manos recorre mi muslo hasta adentrarse por debajo de la tela y toquetearme el culo. Su boca abandona la mía y sus besos descienden por barbilla y cuello, donde mordisquea y chupa.

Gimo en su oído.

—Jesús, Nora. —Se queja contra mi piel —. No creo poder esperar más —mordisquea mi clavícula y camina hasta el sofá —, no soporto un segundo más sin estar hundido en ti.

Se sienta, conmigo sobre sus piernas y me ve a los ojos. Con mi dedo pulgar acaricio despacio sus facciones. Cierra los ojos cuando paso el dedo por el tabique de su nariz y una sonrisa se forma en sus labios cuando los delineo.

Me da un beso en el dedo, pero cualquier rastro de ternura desaparee de su mirada y ahora sus ojos brillan con picardía. Frunzo las cejas cuando me sujeta de las caderas y me levanta de sus piernas. Me deja sentada a su lado y lo observo más desconcertada cuando él se levanta.

—¿En qué momento pusiste música? —cuestiono con diversión y rio al reconocer la canción y verlo moverse al ritmo de la canción —¿Qué haces?

La poca luz en el apartamento y «Pony» de Ginuwine de fondo me hacen sentir en mi propio espectáculo privado de Magic Mike.

Se quita el saco y lo lanza hacia mí. No puedo dejar de reír al verlo. Se saca la camisa y empieza a desabotonarla con lentitud. Sin dejar de moverse con la canción. Le aplaudo para seguirle el juego y de mi bolso saco un par de dólares que lanzo en su dirección y otros cuantos los meto en la orilla de su pantalón cuando se acerca a mí y mueve las caderas hacia adelante. Abre la camisa de par en par, dejándome ver su torso desnudo, trabajado y adornado con un camino de vellos que se pierde dentro de su pantalón. Me da la espalda y empieza a sacarse la camisa, poco a poco. A medida que eso sucede y su espalda va quedando más y más descubierta es que veo la razón de porqué estas últimas semanas no me dejado verlo sin camisa.

Querida NoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora