«No dejemos que nuestra historia termine como un cuento efímero,
hagámosla tender a infinito, yo sé que podemos:
nuestro amor es capaz de eso y más». -Manuel Ignacio.
*
Nora y Alejandro empezaron su relación como algo fugaz, algo de una noche.
Nora...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
CAPÍTULO 5 ALEJANDRO
—¿Vamos a aceptar ese caso? —pregunta Kate al salir de la reunión —. El probono.
Pienso en mi respuesta en nuestro camino a mi oficina. No estuvieron de acuerdo en que este fuese un caso probono, pero eso no me va a impedir aceptarlo.
—Nos necesitan. —Abro la puerta de mi oficina, dejándola entrar primero —. Y para mí, él es un niño que todo lo que hizo fue defender a su madre.
—Pero Alejandro, no sabemos si en el momento del incidente la madre estaba en real peligro.
Me siento y recuesto la espalda en mi silla y ladeo la cabeza, sopesando sus palabras.
—Estuviera o no en peligro en ese momento él hizo lo que incluso yo hubiera hecho. Años de presenciar como su madre era abusada física y verbalmente puede marcar un límite.
Kate asiente.
—Tomaremos el caso, entonces.
—Debemos de pensar como pensarían ellos, que preguntas podrían hacer, por dónde podrían atacar. Intentarán ponerlo nervioso y posiblemente intentarán evitar que la madre suba al estrado.
He estado estudiando este caso antes de dar una respuesta a los clientes. Es complicado si sabes que el acusado es nada más un chiquillo de diecisiete años que encontró una manera de detener los abusos de su padre hacia su madre, alguien fácil de manipular por el lado contrario, alguien a quien ellos pueden usar a su antojo si yo no lo ayudo. Para mí, es una víctima más que sin querer ni medir sus actos tomó una decisión que no le correspondía; para ellos, es un asesino más que debe estar en una correccional de menores.
He buscado las maneras de atacar y defender, por dónde llegar, qué hacer y qué no hacer. Quizás me esté tomando esto personal, pero también estoy siendo objetivo. Digo, por más que piense que se lo merecía no puedo ir y decir eso frente a un juez y el jurado.
Suspiro y me paso las manos por el pelo. Kate se ríe y juguetea con un lapicero.
—Creo que tu gatita debe distraerte más. Recuesto la cabeza y resoplo.
Oh, Nora me ha distraído mucho en estos últimos días. Y yo a ella. La distracción ha sido mutua, a decir verdad.
—¿Ella si quiera existe? Porque me parece que la tienes muy oculta.
Suelto a reír, sacudiendo la cabeza.
—Nora existe, es muy real y me tiene loco. Es encantadora, es preciosa y cautivadora como... como... un jodido rubí.
Esa que es una de las piedras más preciosas, esa que destaca por su rareza, por su belleza, esa que te cautiva apenas posas sus ojos en ella. Esa misma que me tiene colgando de sus manos desde la primera vez que la vi.