Capítulo 21

248 34 9
                                    

CAPÍTULO 21 ALEJANDRO

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 21
ALEJANDRO

Después de tres años junto a Nora debería de estar acostumbrado a verla a dormir, pero no. No me acostumbro, porque me gusta verla y me di cuenta de ello desde el primer día que me desperté a su lado.

Sonrío. Recuerdo ese momento con claridad. Como si hubiera sido ayer.

—¿Vas a dejar de verme? —hunde su cara en la almohada y se estremece cuando beso su hombro desnudo.

—Nunca. —Beso su hombro de nuevo —¿Quieres saber en qué pensaba?

Gira la cabeza hacia mí, pero no abre los ojos. Le aparto el pelo de la cara y le doy un beso en la mejilla.

—Que no me acostumbro a verte dormir a mi lado porque me gusta verte. A mi lado. —Sonríe y medio abre los ojos —. Y me di cuenta de ello desde la primera vez que eso sucedió.

Abre los ojos, pero oculta su rostro entre mi hombro y la almohada.

—Yo no me acuerdo —bromea.

—Oh, yo sí. Estábamos en mi auto, porque te había llevado helado y después de hablar por horas me dijiste que Leigh no estaba en casa. Preguntaste si quería pasar... —No me dice nada, pero se pega más a mi cuerpo. Pongo el brazo debajo de su cabeza y acaricio su hombro —, y aprovechamos que Leigh no estaba —ella, aún sin dejar de ocultarse, ríe —. Recuerdo que después de aprovechar el tiempo me dijiste que nos diéramos un baño...

—No fui yo. Fuiste tú.

Claro, porque ella niega que fue la primera en romper todo lo que dijimos que no haríamos.

—Lo que digas. Dijiste que nos diéramos un baño, ordenamos comida china y después nos acostamos. Y dormimos. Solo dormimos. —Esconde más el rostro —. Y la mañana siguiente cuando me desperté de primero solo te observé. ¿Y sabes qué? —deja de cubrirse la cara, pero apenas logro verle el ojo —. Juré que no vería nunca a nadie más que no fueses tú.

—Basta, Alejandro.

Sonrío y la abrazo contra mí, ella pasa su brazo por encima de mi torso y yo beso su cabeza.

—Es la verdad. Después me pediste que nos bañáramos juntos otra vez.

—Deja de inventar —se ríe —. Yo no hice eso. —Contengo la respiración cuando me besa el cuello.

Los besos de Nora son y serán siempre mi perdición.

Se mueve y se acomoda sobre mí, quedando a horcajadas sobre mi cuerpo, con sus manos en mi pecho y su torso completamente desnudo ante mis ojos. Mi vista baja a sus senos y al dije de rubí que cuelga sobre ellos.

Sí, verla ayer, así mismo, moviéndose de esa manera tan placentera para ambos sobre mí y esa cadena que le regalé meciéndose con cada movimiento de suyo, me hicieron sentir perdido. Perdido por y en ella. En lo preciosa que es. En ese momento o en este, donde solo me ve a los ojos con una sonrisa coqueta.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 21 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Querida NoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora