📚Capítulo 19📚

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Sentado en mi asiento de siempre, frente al aula iluminada, revisé por última vez las notas para mi exposición. Aquel proyecto me había tenido despierto más de lo que esperaba y, por alguna razón, la presión no me molestaba en lo más mínimo. Tal vez porque, desde hacía dos semanas, había algo o alguien que me llenaba de energía. Fyodor y yo habíamos encontrado una extraña armonía, en la que noches de risas, charlas profundas y... algo más, habían creado una rutina casi adictiva.

Suspiré, repasando mentalmente cada párrafo. Todo estaba en orden, aunque, sinceramente, si hubiera algún fallo, no es que me preocupara demasiado. Entre el entusiasmo de la exposición y el reconfortante caos que era mi vida con Fyodor, la mayoría de mis miedos se disolvían con rapidez.

Mis amigos no tardaron en reunirse alrededor, con Sigma ocupando su lugar habitual a mi lado. Sin embargo, desde que me senté, noté que sus miradas no eran las mismas de siempre. Había algo en la forma en que desviaban los ojos, en cómo cada uno evitaba sostener la conversación por más de un segundo. Cuando les pregunté qué pasaba, todos cambiaron de tema de inmediato.

—Oye, ¿y la presentación? ¿Preparado para brillar en el gran día? —preguntó Sigma, su voz algo forzada, lo cual no era nada típico en él.

Dazai y Chuuya hicieron comentarios similares, cada uno con sonrisas tensas, como si intentaran cambiar mi atención a cualquier cosa que no fuera su incomodidad. Me encogí de hombros y dejé que pasara, guardando mis notas y preguntándome si habría algo en el aire. Sigma, normalmente tan fácil de leer, parecía especialmente fuera de lugar hoy, y cada intento de hacerle una pregunta terminaba en una respuesta esquiva.

Pronto, el aula comenzó a llenarse, y cada uno tomó asiento, preparándose para la clase de Fyodor. Sabía que hoy era un día importante, ya que teníamos presentaciones, y Fyodor había mencionado que lo haríamos por sorteo para evitar que todos se confiaran. Las charlas entre los estudiantes murmuraban a nuestro alrededor, y mientras nos acomodábamos, esperé pacientemente a que Fyodor entrara en el aula.

Finalmente, la puerta se abrió y allí estaba él, con esa calma seria y controlada. Cuando Fyodor se aclaró la voz y comenzó a hablar, las pequeñas conversaciones cesaron en un instante.

—Vamos a comenzar con las presentaciones. —Su tono era firme, pero su mirada me dedicó una pequeña chispa de calidez antes de recorrer el resto de la sala. —La lista de presentadores será al azar. Quiero que estén preparados, independientemente de cuándo les toque.

Esa breve mirada fue suficiente para hacerme sentir seguro, y no pude evitar una pequeña sonrisa al pensar en cuántas veces esa mirada se había suavizado en los últimos días, lejos de las formalidades de clase. Todo parecía estar bien. Todo estaba bajo control.

Pero fue justo en ese momento cuando la puerta volvió a abrirse.

Al principio, lo único que noté fue el sonido de los murmullos a mi alrededor, un susurro generalizado que surgía entre los estudiantes. Pero en cuanto levanté la vista y vi de quién se trataba, toda la comodidad de la mañana se desvaneció de golpe. Un rostro que había intentado enterrar, enterrar bien profundo, cruzó el umbral con paso decidido. Yuki.

Aparentemente tan seguro de sí mismo como siempre, Yuki avanzó con esa sonrisa relajada que solía atraer miradas. Era alto, de físico esculpido, con el tipo de porte que en su momento me hizo caer sin pensar. Era el tipo de persona que llenaba una habitación sin necesidad de levantar la voz, y aunque no quisiera admitirlo, esa presencia seguía provocando un nudo en mi estómago.

Mi cuerpo se tensó sin que pudiera controlarlo, y casi sentí cómo me encogía en el asiento. Las palabras de aliento de Fyodor y la calma de hace solo un segundo se habían esfumado. A mi alrededor, escuché a mis amigos murmurar maldiciones, cada uno con una expresión de desaprobación evidente. No había necesidad de explicar nada: todos sabían exactamente quién era Yuki, y cada uno de ellos odiaba el simple hecho de que estuviera en la misma habitación.

📚░B░a░j░o░ ░l░a░ ░s░o░m░b░r░a░ ░d░e░ ░l░a░ ░r░a░z░ó░n░📚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora