📚Capítulo 57📚

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Había pasado un mes desde que empezaron las clases, y aunque todo iba relativamente bien, sentía el peso del tiempo y la distancia. La relación con Fyodor estaba estable, pero nuestros horarios parecían diseñados por el destino para no coincidir. Si yo estaba libre, él estaba ocupado, y cuando él tenía un momento, yo estaba atado a algo más. Pero hoy, por fin, habíamos acordado pasar toda la noche hablando por videollamada. Era viernes, no había clases al día siguiente, y no podía estar más emocionado.

Esa tarde, nuestro grupo había decidido reunirse en una cafetería. Alexei, que en un mes había pasado de ser el chico nuevo a formar parte integral de nuestro grupo, se sentaba al lado de Atsushi, riendo por algo que Chuuya había dicho. Sigma también se reía, aunque tamborileaba los dedos en la mesa como si estuviera pensando en otra cosa. Por mi parte, yo estaba más centrado en mirar el reloj y calcular cuánto tiempo tenía antes de la llamada con Fyodor.

—Entonces, ¿qué opinan? ¿Iremos a la fiesta de Katya esta noche?—preguntó Chuuya mientras removía su café.

—Obvio que sí—dijo Dazai con su característica sonrisa, tomando un sorbo de lo que parecía ser un chocolate caliente. —No podemos dejar que Katya piense que somos unos aburridos.

—Cuenta conmigo—dijo Atsushi con un tono alegre, aunque Akutagawa solo asintió de manera breve, como si fuera más por compromiso que por entusiasmo real.

Alexei también confirmó su asistencia, levantando su vaso de café como brindis. Sigma también asintó, aunque su mirada seguía perdida en la ventana. Todos parecían estar de acuerdo en que era el plan perfecto para cerrar la semana, hasta que Chuuya se giró hacia mí.

—¿Y tú, Kolya? No me digas que vas a quedarte en casa como un abuelo.

—Quedé con Fyodor para hablar esta noche—respondí, encogiéndome de hombros mientras jugaba con la cucharilla de mi taza. —Prometimos que por fin tendríamos tiempo para ponernos al día.

Una ronda de burlas amistosas estalló en la mesa.

—¡Oh, qué adorable!—dijo Alexei, llevándose una mano al pecho de forma dramática.

—¡Tú sí que sabes divertirte!—bromeó Dazai, guiñándome un ojo.

Incluso Sigma esbozó una sonrisa divertida, aunque fue Chuuya quien, con una carcajada, remató la escena.

—Está bien, Romeo. Disfruta mucho de tu "noche de charla profunda".

Rodé los ojos, aunque no pude evitar reírme también.

—Diviértanse ustedes también. Iré a casa a descansar y a disfrutar de mi noche tranquila.

Nos despedimos entre risas, y yo tomé el camino de regreso a casa. Me sentía ligero, casi emocionado, pensando en la llamada con Fyodor. Era la primera vez en semanas que podríamos hablar sin prisas.

Una vez en mi habitación, me preparé con anticipación. Ordené un poco, me aseguré de que el teléfono estuviera bien cargado y encendí la lámpara de escritorio para que la iluminación fuera decente. Cuando la videollamada entró, no pude evitar sonreír al ver a Fyodor.

Estaba en lo que parecía ser un despacho, con una luz cálida que iluminaba suavemente su rostro. Llevaba una camisa blanca abierta por el cuello, y estaba abotonándosela mientras hablábamos.

—¡Vaya, Dos-kun! ¿Es un striptease lo que estoy viendo?—dije en broma, inclinándome hacia la pantalla con una sonrisa traviesa.

Fyodor me miró con una mueca entre cansancio y paciencia infinita.

—No seas tonto, Kolya. Me estoy preparando para salir.

Mi sonrisa se desvaneció un poco.

—¿Salir? Pero prometimos que esta noche...

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