📚Capítulo 69📚

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⚠️Advertencia: El tema de la depresión, autolesiones es un tema muy delicado que se nombrara en este capítulo así que sí no lo toleras pido amablemente que esa parte se la salten, gracias⚠️

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Desde aquella noche en Navidad, algo dentro de mí se apagó. Fyodor había desaparecido. No era solo que se hubiera ido a Rusia; eso podía entenderlo. Era todo lo demás. La forma en que me ignoraba, el vacío que dejaban sus respuestas inexistentes, los silencios eternos que se clavaban como espinas. Intenté llamarlo una y otra vez. Mensajes, correos, cualquier forma de contacto que pudiera alcanzarlo. Pero todo se perdía en el vacío, como si nunca hubiera existido.

Al principio, me dije a mí mismo que estaba ocupado. Que era Fyodor, y él siempre tenía una razón. Quizás estaba lidiando con algo importante, algo que no podía compartir conmigo. Pero cuando le pregunté a los demás, cuando intenté que Dazai, Sigma o incluso Chuuya lo contactaran, todos me dijeron lo mismo: "No responde". Y ahí fue cuando supe que no se trataba de estar ocupado. Estaba eligiendo ignorarme. Y eso dolía mucho más de lo que estaba preparado para admitir.

Pasé días enteros en mi cama, tumbado boca arriba, con el teléfono en la mano. Mi mente repitiendo una y otra vez todas las veces que habíamos reído juntos, cada mirada, cada caricia. Me quedaba viendo las fotos que tenía de nosotros: Fyodor sonriendo con esa sonrisa pequeña y reservada que solo me mostraba a mí, el día que fuimos al lago, la vez que nos quedamos despiertos toda la noche estudiando para un examen y terminamos dibujándonos bigotes en la cara con marcador permanente. Todo eso ahora parecía tan lejano que dolía.

A veces, me sorprendía a mí mismo llorando. Las lágrimas venían sin previo aviso, silenciosas al principio, pero luego se convertían en sollozos que no podía controlar. Me decía que estaba siendo dramático, que no era el fin del mundo, pero cada vez que cerraba los ojos, lo veía. Su rostro, su voz, su ausencia.

No comía mucho. Tampoco salía de la cama. El día y la noche se mezclaban en un ciclo interminable de pensamientos y recuerdos. Incluso Sigma vino a verme un par de veces, preocupado, pero no me levanté para abrirle la puerta. No quería hablar con nadie. ¿Qué podía decir? Que me había roto en mil pedazos y no sabía cómo volver a armarme.

El tiempo pasó, como siempre lo hace, pero no de la manera en que necesitaba. Cuando el semestre comenzó de nuevo, no había más excusas para seguir encerrado en mi pequeño mundo de autocompasión. Me levanté por primera vez en semanas y me dirigí al espejo del baño. Mi reflejo era un desastre. Ojeras profundas, el cabello desordenado, la piel pálida como si no hubiera visto la luz del día en siglos. Me quedé mirándome por un largo rato, tratando de reconocer al chico que solía ser. El que siempre estaba riendo, haciendo bromas, siendo el centro de atención. ¿Dónde estaba ese Nikolai?

"Esto será como cuando te fuiste a Ucrania," me dije en voz baja. Mi voz sonaba rota, casi irreconocible, pero continué. "Dolera al principio, mucho. Pero lo superarás, Nikolai. Siempre superas todo. Nada te frena ni te para. Solo es un chico más, solo uno más."

Mis palabras se sentían vacías, pero necesitaba escucharlas. Necesitaba creer que eran verdad, aunque fuera por un momento. Me di una ducha larga, me vestí con ropa limpia y me peiné. Practiqué mi sonrisa en el espejo hasta que pareciera lo suficientemente convincente. Era una mentira, por supuesto, pero una mentira necesaria. No podía dejar que los demás vieran lo roto que estaba.

Cuando llegué a la universidad, todo se sintió extrañamente normal. Los mismos pasillos, las mismas caras conocidas. Algunos amigos me saludaron y les devolví el saludo con una sonrisa amplia, como si nada hubiera pasado. Bromeé con Dazai y le lancé una broma sarcástica a Chuuya, que me devolvió un gruñido seguido de una carcajada. Sigma me miró con esos ojos preocupados, pero no dijo nada. Sabía que no iba a hablar del tema.

📚░B░a░j░o░ ░l░a░ ░s░o░m░b░r░a░ ░d░e░ ░l░a░ ░r░a░z░ó░n░📚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora