Frente al espejo, ajusté los últimos detalles de mi disfraz. La habitación en la que me encontraba era amplia, con muebles oscuros que contrastaban con las luces cálidas que parpadeaban tenuemente en las esquinas. Una cama de madera tallada ocupaba el centro, pero había despejado un espacio frente al armario para verme mejor. Observé mi reflejo y sonreí con ironía, aunque la expresión no llegaba a mis ojos.
El disfraz que Alexei había sugerido al final y el cual me compré, era de arlequín, pero no uno de esos básicos y simplones. Este tenía un aire más oscuro, casi trágico, como si fuera una versión de un cuento donde el bufón siempre terminaba llorando tras las risas. La chaqueta era de terciopelo negro con detalles dorados, ajustada a la cintura, con mangas amplias que terminaban en puntas decoradas con pequeñas campanillas que tintineaban suavemente con cada movimiento. Debajo, una camisa blanca con volantes exagerados asomaba por el cuello y los puños, dándome un aire teatral.
Los pantalones eran ajustados, mitad negros y mitad dorados, con un patrón de rombos que descendía hasta las botas altas de cuero. Un cinturón delgado con una hebilla ornamentada completaba el conjunto. En la cabeza llevaba un sombrero de arlequín a juego, con dos puntas largas que caían hacia los lados, decoradas con más campanillas. Había decidido pintarme la cara, siguiendo la temática: un fondo blanco, con una lágrima negra dibujada bajo mi ojo derecho y una sonrisa pintada que contrastaba con mi expresión real.
Suspiré, mirando mi teléfono. Lo había dejado sobre la cómoda cercana, y la pantalla permanecía apagada. Ninguna notificación. Ningún mensaje. Nada. Una parte de mí había esperado que Fyodor, aunque fuera en un arranque impulsivo, me enviara algo. Pero el silencio continuaba siendo su elección. Lo recogí y, tras revisarlo por última vez, lo dejen silencio y lo metí en el bolsillo interior de mi chaqueta. Hoy no iba a dejar que ese maldito aparato dictara mi ánimo. O al menos eso intentaba convencerme a mí mismo.
Afuera empezó a escucharse ruido. Voces mezcladas, risas y algún que otro sonido de puertas abriéndose y cerrándose. La fiesta había comenzado. Las luces del salón principal, que había visto más temprano, probablemente ya estarían encendidas, iluminando la decoración que Alexei y yo habíamos preparado. Telarañas falsas, calabazas talladas, candelabros con velas negras... Había sido un trabajo que, por momentos, me había hecho olvidar mis problemas.
Justo entonces, la puerta de la habitación se abrió de golpe, y Alexei entró con una energía que contrastaba con mi melancolía. Estaba sonriendo ampliamente, y al verlo, solté una carcajada que no pude contener. Su disfraz era una mezcla entre un vampiro clásico y un bromista moderno. Llevaba un traje negro con una capa roja que tenía un forro de terciopelo, pero el cuello estaba doblado de forma exagerada, casi ridícula, como si fuera un Drácula sacado de una parodia. En la solapa del traje llevaba una rosa de plástico que brillaba ligeramente, y sus colmillos falsos sobresalían cuando sonreía.
—¡Mira esta capa, tío! —exclamó, dando una vuelta sobre sí mismo para mostrarla—. Ridícula, ¿no? Pero queda bien con mi encanto natural.
Sonreí de nuevo, esta vez con algo más de sinceridad, mientras negaba con la cabeza.
—Definitivamente, Alexei. No podía esperar menos de ti.
—Lo sé, lo sé —dijo, haciendo un ademán exagerado con la mano antes de detenerse a mirarme de arriba abajo—. Pero, oye, tú te ves genial. Arlequín oscuro, trágico... Como si fueras un poeta maldito disfrazado. ¿Seguro que no te inspiraste en tu estado de ánimo?
—Tal vez —respondí con un encogimiento de hombros, evitando profundizar en su comentario. Luego, alcé una ceja—. ¿Ya empiezan a llegar?
Alexei asintió, cruzándose de brazos.
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📚░B░a░j░o░ ░l░a░ ░s░o░m░b░r░a░ ░d░e░ ░l░a░ ░r░a░z░ó░n░📚
ФанфикшнA veces las promesas hechas en la infancia no se olvidan, sino que se quedan suspendidas en el aire, esperando el momento adecuado para resurgir. Nikolai tenía solo ocho años cuando dejó Rusia, llevándose consigo el recuerdo de un amigo mayor que...
