📚Capítulo 27📚

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Era el primer día de regreso después de las vacaciones, y aunque la idea de terminar el tercer año y estar más cerca del verano me llenaba de motivación, actualmente el sueño me dominaba. 

Fyodor y yo... bueno, la última noche habíamos decidido exprimir hasta el último segundo juntos. Sus manos, su voz, el modo en que sus ojos brillaban en la penumbra del cuarto... Habíamos pasado horas sin preocuparnos por el mundo, como si solo existiéramos los dos.

 Ahora, mientras arrastraba los pies hacia la universidad, cada paso era una lucha. No había sido mi mejor idea quedarme hasta tan tarde, pero tampoco es que me arrepintiera.

Por el camino, encontré a Sigma y Chuuya. Ambos parecían tan cansados como yo, aunque Chuuya, como siempre, estaba de mejor humor. Hablábamos sobre las vacaciones, todos coincidíamos en lo mismo: fueron demasiado cortas. 

Sigma decía que había aprovechado para estudiar un poco, como siempre tan aplicado, mientras que Chuuya se quejaba de que "la libertad se había acabado". Nos reíamos, diciendo que con un último empujón estaríamos al fin en el verano, listos para terminar este tercer año infernal.

Cuando finalmente llegamos al edificio de la facultad, suspiré. Las paredes blancas, los pasillos llenos de estudiantes y el aroma a café rancio... todo parecía exactamente igual. Quería tirarme en una cama y dormir el resto del día, pero no, había que aguantar. Entramos al salón y busqué mi asiento de siempre, en la tercera fila, cerca de la ventana. Pero cuando llegué, alguien estaba ya sentado ahí.

Levantó la mirada y me dedicó una expresión de inocencia, como si no entendiera por qué mi cara reflejaba una mezcla de sorpresa y molestia

Mi estómago se encogió al reconocerlo. Era mi ex, Yuki, mirándome con esa sonrisa medio tímida que siempre usaba cuando sabía que estaba cruzando una línea. 

—¿Qué haces aquí? —le solté sin pensar, tratando de mantener la calma.

Él parpadeó, inclinando la cabeza como un cachorrito, y me respondió con voz suave.

—Es mi clase este cuatrimestre.

No pude evitar chasquear la lengua con impaciencia, rodando los ojos. Claro, justo en mi clase. Justo en mi asiento. Era tan típico de él. Las vacaciones habían terminado y ya estaba teniendo un día complicado... lo último que necesitaba era que esto se complicara más. Ni siquiera me molesté en seguir la conversación, solo me giré y me fui hacia el final de la clase, donde quedaba un asiento libre.

Me acomodé en el asiento del fondo, cruzando los brazos y tratando de ignorar la presencia de Yuki al otro lado del aula. La verdad es que nunca pensé que tendría que verle otra vez en clase; después de todo lo que pasó entre nosotros, mi único consuelo había sido que nuestros horarios nunca coincidían. Pero ahí estaba, con esa cara de inocencia como si nada hubiera pasado, como si no hubiera sido él quien se alejó de mi vida sin explicación.

La voz de Sigma sacándome de mis pensamientos fue un pequeño alivio.

—Hey, ¿te molesta si me siento aquí? —dijo, señalando el asiento a mi lado.

—Adelante. —le respondí, haciéndole un gesto con la cabeza para que se acomodara. Tenerlo cerca me ayudaba a calmarme un poco, a centrarme en la clase y no en el incómodo reencuentro con Yuki

Mientras el profesor empezaba a hablar, traté de concentrarme en la lección, pero las palabras entraban y salían de mi cabeza sin dejar huella. El cansancio de la noche anterior me pesaba en los párpados, y aunque intentaba mantener los ojos abiertos, me sentía como en una especie de trance. Recordaba los momentos con Fyodor: cómo su voz me envolvía en la oscuridad, sus caricias, el modo en que me hacía olvidar todo excepto él. Y ahora, sentado aquí, solo sentía una mezcla de nostalgia y cansancio.

📚░B░a░j░o░ ░l░a░ ░s░o░m░b░r░a░ ░d░e░ ░l░a░ ░r░a░z░ó░n░📚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora