📚Capítulo 61📚

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Era martes. Cuatro días desde la fiesta, cuatro días desde la última vez que escuché su voz. Cuatro días desde la última vez que sentí el latido de su cercanía. Mi cuerpo aún parecía recordarlo, pero mi mente... mi mente estaba vacía, perdida entre la rabia, la frustración y una sensación cada vez más aplastante de abandono.

Estaba en la cafetería, sentado en una mesa aislada cerca de la ventana. No me apetecía estar con nadie, ni hablar con nadie, ni siquiera fingir que todo estaba bien. Estaba adelantando el trabajo de fin de grado, pero no podía concentrarme en lo que tenía delante. Tomé un bocado del sándwich, más por costumbre que por hambre. La pasta de pan seca se pegaba a mi paladar, pero ni siquiera me molestaba. Estaba en piloto automático. Las palabras de mi proyecto se entremezclaban en mi cabeza con las imágenes de los últimos días, los mensajes no enviados, las llamadas ignoradas.

Suspiré profundamente y me pasé las manos por la cara, como si de alguna manera pudiera eliminar la ansiedad que se estaba acumulando en mi pecho. ¿Por qué no me había escrito aún? ¿Por qué no había dado señales de vida? Mi mente daba vueltas a esas preguntas, una y otra vez. ¿Habría algo mal entre nosotros? ¿Realmente no le importaba? ¿O estaba simplemente tan ocupado que no tenía tiempo? ¿Y si nunca más me volvía a escribir?

Miré el móvil, esperando ver alguna notificación. Pero nada. Un mensaje vacío, que nunca llegó. Ninguna señal de vida, ni de él ni de nadie. El malestar me subió por el pecho y, sin pensar, dejé el teléfono sobre la mesa, dándole un golpe con la mano, dejando que cayera con un ruido sordo. Mi respiración se aceleró, y sentí que la presión en mi cabeza aumentaba. Agaché la cabeza, buscando algo de paz en el silencio, esperando que el mundo se desvaneciera por un segundo.

Pero no. La voz me atravesó, abrupta, como un cuchillo.

—Pobre móvil... no sé qué te habrá hecho para que lo trates así.

La voz era familiar, demasiado familiar. La reconocí al instante, aunque me costara un segundo ponerla en contexto. Al principio, no pude evitar soltar un suspiro de frustración. Mis labios se movieron sin pensar, un murmullo bajo y lleno de maldad.

—A ti qué cojones te importa... —murmuré, sintiendo cómo mi cuerpo se tensaba.

Era lo que decía siempre cuando intentaba ocultar lo que realmente sentía. La frustración, el cansancio, el miedo. Pero justo cuando mi mente procesaba esas palabras, una pequeña chispa de conciencia me golpeó. Me di cuenta de a quién pertenecía esa voz, y me detuve en seco.

Levante la cabeza con rapidez, tan rápido que casi me mareo. Mis ojos se encontraron con los de él. 

Fyodor. 

Estaba parado frente a mí, con esa mirada que conocía tan bien, fría pero tan familiar al mismo tiempo. El contraste entre la desconexión de su mirada y el desorden que sentía en mi interior hizo que mi corazón diera un salto. ¿Qué hacía aquí? ¿Por qué estaba frente a mí ahora, después de tantos días de silencio?

El instante fue lo suficientemente largo como para que mi mente intentara procesarlo todo, pero no me dio tiempo. De repente, todo lo que sentía se desbordó como una ola gigante.

Sin pensarlo, sin darme cuenta de lo que estaba haciendo, me levanté de golpe, dejé el sándwich y el refresco sobre la mesa y, sin decir palabra, me lancé hacia él. Mis brazos lo rodearon con fuerza, tanto que sentí el crujir de su ropa contra mi cuerpo. Lo abracé con todo lo que tenía, con toda la rabia, la desesperación, el amor y la necesidad que se había acumulado en esos días de silencio. Sentí su cuerpo, su calidez, su olor, tan cercano, tan real. Y por un segundo, creí que el mundo volvía a encajar.

—No sabes cuánto te he extrañado —murmuré contra su hombro, mi voz temblorosa y quebrada por la emoción. Mi pecho se agitaba con cada respiración, sintiendo el calor de su cuerpo bajo mis manos. Todo lo que había querido en esos días de silencio era esto: que estuviera aquí. Que me abrazara. Que me dijera que todo estaba bien.

📚░B░a░j░o░ ░l░a░ ░s░o░m░b░r░a░ ░d░e░ ░l░a░ ░r░a░z░ó░n░📚Donde viven las historias. Descúbrelo ahora