Serena
Como miembro de la alta sociedad de Beverly Hills asistí a muchos eventos entre ellos bodas. Solía fijarme en los pequeños detalles de los eventos. Cuando la novia pasaba por el altar del brazo de su padre. La reacción del novio al verla. Los votos. El beso. La salida de la iglesia juntos. Su primer baile en la recepción.
Eran detalles en los que me gustaba fijarme por qué cuando fuera mi momento me gustaría que alguien se fijara en ellos. Me gustaría ver la reacción de mi prometido al verme y más aún lo que todos esos detalles me hicieran sentir.
Asistí a muchas bodas, pero como una simple invitada. La boda de Taylor había sido la excepción hasta ese día en el que también fui dama de Grace.
Estábamos las tres. Priscila, Grace y yo en el pequeño cuarto de la novia en la iglesia. Grace moría de nervios y el reloj gigante en la pared no ayudaba.
— Alguien puede apagar ese maldito reloj — dijo la futura novia con sus manos sobre su rostro. Se encontraba sentada en un sillón a lado de Priscila quien la abrazaba así que me tocó a mí apagarlo.
— Relájate. Todo saldrá bien. — le dijo la peli negra.
Grace suspiró — Lo sé, estoy tranquila solo... me siento tensa.
Grace había sido muy peculiar a la hora de organizar todo y nos tuvo rezando a todos para que todo saliera bien. En esos momentos yo me mantenía haciendo plegarias para que todo fuera como estaba planeado. Quería que ella disfrutara de su día.
Escuchamos como alguien tocó la puerta.
— Adelante.
La organizadora asomó su cabeza y se acomodó los anteojos.
— En cinco minutos es su entrada señorita Priscila, seguido la señorita Serena y de ahí la novia y su padre — nos dedicó una última sonrisa para después cerrar la puerta.
— ¡Tengo miedo! — exclamó Grace.
— Tranquila — llegué hasta ella — Verás a Ryan y de seguro te tranquilizarás.
— Yo lo vi hace un rato y se veía igual o peor que tú — habló nuestra amiga — Ya arrugó su corbata de los nervios.
Grace sonrió hasta contagiarme su risa.
La verdad era que yo también me encontraba con miedo. Estaba nerviosa, mi corazón no dejaba de latir rápidamente y sabía la razón. Nate.
Vería a Nate en unos minutos y no sabía cómo sentirme al respecto. No sabía que pasaría ni como actuaría. ¿Cómo debía comportarme con él? ¿Indiferente? ¿Amable? ¿Cómo si nada pasó?
Suspiré poniéndome de pie. Apenas escuchaba lo que mis amigas decían. Comenzaba a sentirme mareada, pero no quería decir nada. No iba a arruinarle el día a Grace ni tampoco hacer su día sobre mi, aunque sabía que ellas tenían un ojo en mi, sobretodo cuando viera a Nate por primera vez después de tres años.
Priscila se puso de pie. Nos dió un beso en la mejilla a Grace y a mi y sin decir nada salió del cuarto.
— ¿Estás bien? Te ves pálida — Cuestionó.
Asentí — Estoy bien, solo estoy feliz por ti y estoy aguantando las ganas de llorar.
Me abrazó y ahí fue cuando supe que ya era mi momento de ir detrás de Pri.
Tomé una fuerte bocanada de aire y con todas mis fuerzas me coloqué en el pasillo. Inspeccione todo. Las flores lucían bien, el olor logró transmitirme un poco de calma, la música era la correcta y todos los invitados estaban callados a mi espera.
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Noches de invierno
RomanceSerena Brooks es la definición de obediencia y tranquilidad. Siempre sigue las reglas y todo tiene que estar controlado a su alrededor, su debilidad en casa la a vuelto fuerte fuera de ella. Nate Crawford hace lo que le apetece, siempre siendo el c...