Bajé del coche, me desestabilicé por unos segundos, sin parar de correr, notando como mi cuerpo iba a impactar contra la piedra, como comenzaba a llenarse de gotas de agua.
Empujé la puerta del hotel rápidamente, haciendo que el cristal de la misma impactara contra la pared y se rompiera en mil pedazos. Continué corriendo escaleras arriba, escuchando los gritos de los guardias. Me limité a acelerar la velocidad y mirar el móvil con dificultad para ver el mensaje que segundos después de colgar, Liam me había mandado con el número de planta y habitación.
Planta 22, habitación 2215.
Mordí mi labio inferior mientras sentía mis piernas temblar cuando apenas acababa de subir hasta la quinta. Los gritos de los guardias se hacían cada vez más lejanos, suponiendo que había subido las escaleras a una gran velocidad. Ni si quiera sabía que podía correr tan rápido.
Mi corazón empezó a bombear desesperadamente, pidiéndome un descanso. Necesitaba oxígeno, se me estaba agotando. Subo los últimos dos peldaños de las escaleras, para ver un letrero bañado en oro con el número de la planta: 10.
Corro por los pasillos buscando el ascensor, cuando lo encuentro golpeo repetidas veces el botón, creyendo que cuanto más fuerte apretara, antes llegaría.
Las puertas metálicas y sofisticadas del lujoso ascensor se abren y me encuentro con un señor trajeado, con aires de superioridad. A su lado, una mujer con un vestido muy corto, agarrando fuertemente su brazo y estampando sus labios rojos en el cuello del hombre.
- ¡Eh! ¡¿Qué diablos haces?! –grita cuando ve que saltamos su planta y el ascensor sigue subiendo, cinco segundos para llegara a la planta indicada, y grito a pleno pulmón:
- ¡Cállese, joder! –aprieto la mandíbula mientras dejo de mirarle y salgo del ascensor antes de que las puertas se abran por completo.
Me encuentro perdida en el pasillo, avanzando sin saber a dónde llegaría, hasta que veo un nuevo letrero, igual que el anterior de la planta 10, esta vez, señala hacia qué lugar se sitúan las habitaciones pares e impares. Giro hacia la derecha, dónde están las impares.
Corro por el enorme pasillo, mirando hacia ambos lados el número de las habitaciones, no había absolutamente nadie allí. 2209, 2211, 2213...
Aprieto el neceser contra mi cuerpo, quedaba únicamente una puerta, justo al final del pasillo, dond un ventanal hasta el techo dejaba ver la vista de Londres.
Los guardias gritan de nuevo detrás de mí, y me percato que ese no es mi único problema, dos hombres de una estatura mucho más superior a la mía y brazos que parecían dos veces mi cabeza, me miran, posicionándose más erguidos junto a la puerta.
- ¡Señorita! ¡Deténgase! –me gritan las voces de atrás, pero no paro, estoy a tan sólo cuatro pasos.
- ¡Dejadme entrar! –chillo cuando los guardaespaldas de la habitación me agarran de la cintura y me levantan del suelo, llevándome hasta los guardias que corrían hacia mí. -¡Bella! ¡Mi amiga está dentro, maldita sea! –chillo notando como mi garganta escuece y raspa.
Escucho el sonido de la puerta abrirse, y veo cómo el castaño sale, mirándome. -¡Para! ¡Mark, déjala pasar! –el hombre que me tiene cogida se da la vuelta y mira sin entender. -¡Vamos, Mark! –vuelve a gritar.
Me deposita en el suelo, aún que los guardias intentan retenerme, los guardaespaldas los detienen.
Entro rápidamente a la habitación, demasiado amplia. Liam coge mi mano y corre hasta uno de los compartimentos. Entonces, el mundo se me viene abajo.
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>>Promise<< |LP| #WATAwards
Humor¿A cuánto estarías dispuesta a hacer por una promesa?