* Los textos que se encuentren entre los asteriscos en negrita y cursiva (*) serán los recuerdos *
Las puertas se abren sin ejercer ninguna presión y siento que el peso que me oprimía el pecho, se desvanece rápidamente. No paro a mirar lo que hay a mí alrededor, sólo salgo del ascensor y respiro hondo, muy hondo.
- Tenéis que arreglar ese vejestorio. No podéis permitir que los huéspedes se queden encerrados de esa manera. -la voz masculina parece molesta.
No veía con claridad la silueta de ese hombre, todo me daba vueltas y aún que hubiera tomado una respiración profunda, me seguía sintiendo mareada y falta de aire. El sudor frío que recorre mi nuca se vuelve gélido y comienzo a temblar. Había perdido la noción del tiempo que había estado atrapada y podría asegurar que me había desmayado ahí dentro.
- Disculpe, señorita Walker. -estoy sentada en el suelo, con mi espalda apoyada en la pared, cubierta por un papel con estampado florales que desde el primero momento, me había resultado espantoso.
- Acepta sus disculpas, pero asegúrese de que esto no vuelva a ocurrir, ¿entiende? - de nuevo la voz masculina suena severa.
Podía estar mareada, dormida o moribunda, pero siempre reconocería esa voz, en cualquier parte y en todas sus tonalidades, la conocía a la perfección.
- Inspira por la nariz y espira por la boca. Con tranquilidad, respiraciones profundas, ¿recuerdas? -dice, esta vez está de rodillas, apoyando una de sus manos en mi hombro y marcando, con su respiración, el ritmo de la mía.
- Gracias. -digo con la voz temblorosa y apoyando la cabeza en la pared. Cierro los ojos y los vuelvo a abrir, aclarando la vista.
- ¿Cómo demonios te has quedado encerrada? -le miro con una ceja alzada y rodeo los ojos.
- Si lo supiera habría hecho todo lo posible por no quedarme en esa cosa. -gruño con voz quejumbrosa.
- No me refería a eso. -ríe Liam sentándose a mi lado y mirándome. -¿Por qué te has montado en esa cosa, siendo claustrofóbica? -dice señalando el ascensor, le miro a los ojos y me encojo de hombros.
- Una maleta de veinticinco kilos. -digo señalándola, tirada en el suelo, cerca de las puertas del montacargas 'asesino'. -Aún que el causante de todo esto eres tú. -recuerdo con un bufido.
- Ya estabas tardando mucho en culparme de algo. -ríe él sin mostrar sus dientes. -Recuerdo que de pequeños siempre bajábamos por las escaleras cuando íbamos a la fábrica de mi padre. -le miro con una sonrisa. -Quizá si fue mi culpa tu fobia a los espacios pequeños. -se encoge de hombros y dejo salir una carcajada, que, aún que me cueste reconocer, es realmente sincera.
- ¿Aún te acuerdas de ello? -pregunto
- ¿¡Cómo no hacerlo?! ¡Fue increíble! -rió. -Creo aquel fue uno de mis momentos más divertidos, de toda mi vida. -le miro frunciendo el ceño, pero a la vez sonriendo. -Pero lo siento... -dice él encogiéndose de hombros.
- Después de todo no fue tan trágico. -recuerdo con consuelo. Meterme en aquella bola enorme de plástico con él y que Geoff nos empujara al río fue aterrador, pero no estuvo tan mal.
Ambos reímos y nos miramos a los ojos y es, en ese preciso instante, cuando me doy cuenta de que estoy hablando con Liam. Sin pelear, sin gritar, sin echarnos nada en cara. La primera vez en aquellos días que sentía que no hablaba con uno de los componentes de la boy band británica más famosa del mundo, Liam Estúpido Payne. Estaba hablando con él, mi mejor amigo. Mi Woody, mi Leeyum, mi Li...mi mejor amigo.
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>>Promise<< |LP| #WATAwards
Humor¿A cuánto estarías dispuesta a hacer por una promesa?