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No había sido fácil adaptarme a una forma de vida tan distinta en Canberra. Aun que tampoco me había resultado difícil del todo, quizá fueron mis ganas de huir del mundo, o al menos del lugar que me rodeaba, las que hicieron que me acoplara rápidamente a mi nueva vida, totalmente distinta.

Helen había venido a visitarme un par de veces y pasábamos el día hablando sobre los nuevos cotilleos del profesorado del instituto. Agradecía tener alguien de mi entorno después de tanto tiempo, como ya había dicho, no me había resultado complicado amoldarme a aquel lugar, de hecho había hecho con gran rapidez amistades con algunas vecinas y compañeros nuevos del trabajo de Adam, sin embargo seguía echando algunas sensaciones que ni si quiera Helen podía producirme.

Bella era la artífice de todos aquellos sentimientos, de hacerme sentir como en casa, o de trasportarme a mi adolescencia para reírnos de los locuras que hicimos por chicos. Bella era mi amiga, y después de todo la echaba de menos.

Me había cansado de llamarla, de mandarle mensajes, pero jamás obtuve respuesta. Pensar en aquello me producían náuseas, ¿qué le había pasado por la cabeza cuando se enteró de esto? Ni siquiera llamó para preguntar cómo me encontraba.

A pesar de aquello, me encontraba bien. El nuevo aire de Canberra me hacía olvidarlo todo y creer que empezaba una vida completamente distinta, dejando atrás lo que algún día creí que era correcto. Tenía que vivir, y las cosas ahora cambiarían. Ya no sólo era yo, tenía que ocuparme de alguien más y después de tanto tiempo deseando estar en esta situación, había entendido que no merecía la pena estar triste, o intentar solucionar las cosas con ciertas personas. Bella no había dado señales de vida desde entonces, Allison, la ex de Adam intentaba que Adam me dejase sola, eso quiso desde el primer momento, lo supe cuando ella misma se encargó de hablar con Bella para poder contactar con Liam y así mandarle el mensaje que rompió nuestra relación; mis padres insistían en que debía de mudarme con ellos para que pudieran echarme una mano con el bebé, pero me negaba. Había entendido que debía de hacer lo que me resultara correcto a mí y no a los demás.

Parecía simple, después de todo, aun que en el fondo no lo era.

— ¿Cómo estáis? —la puerta de la entrada se cerró y escuché los pasos de Adam acercarse a la cocina. Sonreí y me encogí de hombros cuando me vio.

— Hambrientos. —digo señalando la leve panza que comenzaba a salir.

A penas estaba de cuatro meses, la barriga comenzaba a hacerse notar más y la presencia del bebé también. Solía estar hambrienta a todas horas y era algo que a Adam le encantaba.

— ¿Qué tal hoy en el trabajo? —pregunto poniendo la mejilla cuando se acerca a mí.

Adam estampa un beso sonoro en ella mientras coloca su mano en mi vientre, como acostumbra a hacer siempre que tiene la oportunidad. Cuando Helen estaba embarazada, me cansada de oír sus quejas por ese mismo gesto, decía que le molestaba que su marido tocase continuamente su tripa, sin embargo yo amaba cuando Adam lo hacía.

—Un día largo, más que de costumbre. —suspira. —¿Se ha movido mucho? —pregunta, cambiando su cara de cansancio por una sonrisa amplia.

— No, no ha dado mucha guerra. —río observando sus ojos llenos de brillo. —Me han llamado de la tienda de muebles. —anuncio mirando a través del cristal del horno el asado. —Preguntan que de qué color queremos la cuna. —digo mirándole a los ojos, él chasca la lengua.

— Verde claro o vainilla, ¿no? —encara una ceja y me encojo de hombros. —No quiero arriesgarme a comprarle una cuna azul y que luego tengamos un niña. —ríe, abrazándome por detrás y yo ruedo los ojos.

— Estoy segura de que es niño, Adam. —replico girando mi rostro y mirándole el perfil.

— Yo creo que será una niña. ¿Lo imaginas? Le llevaría todos los sábados a ver el rugby, y después comeríamos hamburguesa. —dice—De todas formas, no lo sabremos hasta que nazca.

— ¿La llevarás a ver rugby? —río y ruedo los ojos. —Lo odiará.

Definitivamente, no queríamos saber el sexo del bebé. La idea surgió de la noche a la mañana y vimos emocionante tener la incertidumbre hasta que el momento llegase. Los padres de Adam lo vieron al principio como una locura, pero a día de hoy el hermano de Adam y sus padres hacen apuestas sobre el sexo del bebé.

Después de todo, la familia de Adam no me recibió con ningún rencor, cosa que admiraba, de haber sido yo, mi reacción no hubiera sido tan adecuada. Su madre ya le había comentado a todas sus amigas que sería abuela a finales de septiembre y su padre ya estaba planeando cortar un par de ramas del árbol del jardín para que Adam pudiera hacerle una casa de árbol en un futuro.

— Tengo clara una cosa. —ríe sentándose en la encimera y atrayéndome para que quede entre medias de sus piernas. —Ningún imbécil la tocará un pelo. —dice atrapando uno de mis mechones y colocándomelo tras la oreja.

— Déjame adivinar. Serás uno de esos padres sobreprotectores que no dejarán respirar a su hija hasta que se case, ¿cierto? —él ríe y besa mis labios de manera fugaz.

— Bueno...siempre podemos tener un niño para que la proteja, ¿no crees? —sacudo la cabeza de lado a lado y sonrío ampliamente. Definitivamente Adam era un encanto.

Así era. No había hecho falta hablarlo entre nosotros. Adam había vuelto a despertar algo en mí, y quizá era complicada la situación y aún no teníamos claro cómo etiquetar la relación que ahora teníamos, pero ambos sabemos que dos personas que tan sólo son amigos, no duermen en la misma cama, ni se besan los labios. Tampoco había hecho falta aclarar que Adam iba a ser un padre excelente, a pesar de sus despistes y su fatídica manera de bañar a su sobrino Dave.

— Tengo una sorpresa para ti. —anuncia guiñándome un ojo y haciéndome un gesto con la mano para que le acompañe a la puerta principal.

— ¿Es un coche? —bromeo, haciendo que el encare las cejas y ría.

— No. Es un irlandés teñido de rubio. —mi mandíbula cae al suelo cuando Adam abre la puerta.

Niall está apoyado en el coche de Adam, colocándose la boina y mirándome con una sonrisa. Abre los brazos y ríe:

— Sorpresa, mamá.

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¡HOLA, AMORES!

¿Cómo os está yendo? ¡Ya queda menos para regresar a las clases!

Ya casi estoy contando los días que quedan para que comiencen las vacaciones de verano:(

¿Qué os pareció el capítulo? ¡Apareció Niall!

Nialler siempre estará ahí, me encantan Alexia y él juntos, ¿no?

¡No os olvidéis de votar y comentar, preciosuras!

Muchos besos,

Att: Marta :)

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>>Promise<< |LP| #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora