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No iba a negarlo, mi padre había conseguido hacerme pensar durante el resto del día. Sabía a qué se refería con todo aquello, sin embargo hubiera preferido vivir en la ignorancia.

Eran pocas las veces que escuchaba los consejos de mi padre, entre otras cosas porque me daba muy pocos, pero había algo totalmente claro: él nunca se confundía.

Durante el resto del día, no pude mirar a Adam a los ojos. Me asaltaban continuamente las dudas sobre mis sentimientos hacia él. Claro que le quería, y me molestaba dudar sobre aquello, pero en estos últimos meses no había reparado en pensar lo que realmente significaba para mí. Ahora comenzaba a entender la continua frase de Helen: No confundas gratitud con amor, cariño.

Mi madre toco mi hombro suavemente, dispersándome de todo pensamiento. —¿Cómo estás, cariño? —pregunta con la voz más dulce que jamás podría tener. —Te veo pensativa.

— Lo estoy, mamá. —confieso encogiéndome de hombros. —Esta tarde papá y yo tuvimos una conversación y... odio reconocer que tiene razón. —mi madre suelta una pequeña carcajada y sacude la cabeza de lado a lado.

— Ha cambiado mucho desde que le dijiste que estabas embarazada. —sonríe. —Ahora a cada lugar que va dice que será abuelo en poco tiempo. Siempre que salimos a comprar se empeña en entrar a tiendas de bebés y mirar ropita y juguetes. —rueda los ojos. —Estamos realmente felices, hija.

Sonrío mostrando mis dientes y coloco la palma de la mano en mi vientre. Aquello era lo mejor que me había pasado en la vida. Notar como cada día mi tripa se abultaba un poco más, sabiendo que dentro de mí se alojaba la persona que más quería. Simplemente era algo maravilloso.

Mi padre pone el último plato sobre la mesa y mi madre camina hasta la cocina para traer la cena. Me siento en la silla, junto a mi padre, que enciende la televisión y comienza a cambiar los canales rápidamente, sin apenas dejar tiempo para saber los programas que pasaban.

Solía ponerme nerviosa ese gesto, así que prefiero levantarme de la silla e intentar ayudar a mi madre, a pesar de saber que no me iba a dejar hacer absolutamente nada. Sin embargo, mi padre se queda mirando un canal fijo, el de las noticias.

La interlocutora habla sobre un atentado, y me quedo fija mirando la televisión. De sólo pensar en aquello el vello se me pone de punta y noto el estómago revuelto.

Mi padre frunce el ceño, prestando atención a la noticia. Adam lleva con la jara del agua y la deja lentamente en la mesa para no hacer ruido. Mi sangre comienza a helarse al ver las imágenes que están siendo retransmitidas, de mala calidad, grabadas desde un móvil de uno de los presentes en el atentado. Cierro los ojos al escuchar las voces.

— Última hora sobre el atentado ocurrido en Londres. La cifra de heridos graves asciende hasta los 140, aún no se registran muertes. La explosión ocurrió a las 10:34 de la noche, en el Estadio de Wembley. La boyband británica One Direction se encontraba dando el último concierto de su gira mundial cuando las pantallas situadas a ambos lados del escenario explotaron, según fuentes cercanas a la seguridad del estadio, sonaron dos explosiones más, en este caso de menor proporción, a los pocos segundos de la principal. Se trata sobre una organización terrorista neonazi de origen búlgaro. Se estima que el 60% de los 140 heridos son adolescentes de 13 a 17 años y tres son integrantes de la boyband, dos técnicos de sonido y uno de los cantantes que se encontraba junto a la pantalla en el momento de la explosión...

Comienzo a sentir mis piernas pesadas, pero no me caigo. Los pies están anclados al suelo, sin dejar de ver un segundo las imágenes de la explosión. Los gritos. De nuevo los sonidos de las explosiones. Mi estómago vuelve a revolverse. Soy incapaz de dejar de mirar la pantalla, noto los ojos de mi familia sobre mí.

Los pedazos de cristal cayendo sobre el cuerpo del cantante. Trago saliva y me doy cuenta de que mi garganta está completamente seca, a diferencia que mi cuello, mojado con pequeñas gotitas de sudor frío. Comienzo a notar los escalofríos recorrer mi espina dorsal, bajando rápidamente hasta mi zona íntima, sintiéndola al instante húmeda.

Un grito de mi madre se hace presente en el mismo momento en el que me desvanezco y caigo al suelo. Lo último que veo antes de que mis ojos comiencen a cerrarse, a pesar de luchar porque eso no suceda, es una mancha escandalosamente grande y roja en mi camisón.

(...)

Un fuerte dolor abdominal hace que me incorpore dando un agudo grito. Unas manos aprietan mis hombros para que vuelva a tumbarme. Aún tengo la vista nublada y no soy capaz de diferenciar los cuerpos que hay a mi alrededor, pero sé que hay muchos. Las voces se entremezclan en mis oídos y no encuentro nada coherente en ellas, tan sólo parecen agitadas.

La poca cordura que me queda me hace saber que estoy en el hospital, que algo malo está ocurriendo y es respecto al bebé. Sin embargo no soy capaz de pensar con claridad. Las imágenes se vuelven más nítidas en mi cabeza. Los gritos de auxilio, de desesperación.

Los chicos sobre el escenario, corriendo de un lado hacia otro sin saber dónde protegerse del fuego. A mi mente llegan las imágenes de Zoe y Bella, sonrientes, como cuando las vi en Nueva York. Se están riendo y eso me hace sonreír, pero al instante vuelvo a gritar de dolor.

Noto mi frente sudada, mi espalda, mi cuello... La fuerte presión abdominal me hace volver a pensar en Liam.

¿Qué había ocurrido? Necesitaba verlo, ¿estaría bien? ¿Quién fue el herido? ¿Se habían registrado muertes, más heridos?

No puedo dejar de imaginar que hubiera ocurrido si me hubiera encontrado en aquel momento, quizá me hubiera sentido meno culpable, aun que realmente no fuera mi culpa que una banda de neonazis descerebrados hiciera todo aquello. Me sentía culpable por no haber estado allí, con él. Porque no sabía como estaba, que le había pasado. Porque si mi mente pesimista tomara las riendas de mis pensamientos, no podría aguantar que Liam muriese odiándome y sin saber que iba a ser padre.

— Se está complicando. —escucho de una voz completamente desconocida. —Dos vueltas de cordón, tenemos que sacarla cuento antes.

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¡HOLA AMORES!

¡Volví a perderme! Os dejé con la intriga y lo siento muchísimo. Pensaba que esta última etapa del curso iba a ser más tranquila e iba a tener mucho más tiempo para escribir, pero ha resultado todo lo contrario.

Pero bueno, aquí me tenéis con un nuevo capítulo. Cada día estoy más segura de que el final se acerca, espero que lo disfrutéis.

¡ESPERO VUESTROS VOTOS Y COMENTARIOS!

Muchísimos besos,

Att: Marta:)

PD: Ya tengo en mente un nuevo proyecto para cuando Promise acabe, os iré dando más detalles. ¡Espero que os guste!

>>Promise<< |LP| #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora