#32.2

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Toma la delantera y comienza a caminar, no tarda mucho en agarrar e l equipaje y comenzar a subir las escaleras ágilmente. Cuando estoy por subir el primer escalón, noto un leve tirón en mi muñeca que hace que me dé la vuelta y mire al chico rubio que me agarraba.

- No puedo seguir así, Alexia. Odio que me ignores de esa forma. -dice con un hilo de voz. Miro sus ojos y siento ganas de llorar.

Yo también odiaba el comportamiento que había adoptado hacia él, pero simplemente me resulta surrealista todo lo que Liam me dijo aquella tarde en la azotea.

- Adam. -le miro a los ojos, pidiendo que soltase mi muñeca.

- Ni si quiera sé qué diablos he hecho mal. -dice, soltándome lentamente. Aparto mi muñeca de él y la agarro con mi mano.

- ¿Qué? -le miro y suspiro frustrada. -Adam, has hecho todo lo posible para alejarme de Liam. -le recuerdo, sintiendo una punzada de dolor en el vientre.

- Si lo hago es porque no quiero que sufras, Alexia. No quiero verte todos los días tumbada en el sofá de nuestra casa, llorando porque te ha olvidado igual de rápido que lo hizo la última vez. -suspira y hace una pausa para después continuar. -No quiero verte llorar.

- Ni lo harás, Adam. Cuando vuelva a Australia alquilaré un departamento cerca del instituto y sacaré las cosas de nuestra casa. -aclaro. El entreabre los labios y su labio inferior comienza a temblar.

Se parte el alma en mil pedazos cuando observo que Adam está reteniendo todas sus ganas de llorar, cosa que yo también lo hago. -¿Te vas? ¿Así de fácil? -agacha la cabeza y resopla. -No puedo creer cómo un maldito viaje a hecho esto. -repone. -Sólo...espero que algún día te pongas a pensar y te des cuenta que todo lo que he hecho ha sido por ti. No olvides que nunca haría algo que te perjudicase. Te... -su voz se entrecorta y carraspea. - Te amo...y por eso...me mantendré al margen de esto. Te apoyaré. -sonrío ampliamente y abro mis brazos para acogerle, pero él no se mueve. -Alexia...yo...no puedo. No me pidas que te abrace si sé que nada hará que cambies de opinión. -relajo los brazos y noto de nuevo esa punzada de dolor en el pecho.

- Supongo que...valoro que me apoyes a pesar de que no estés de acuerdo. -digo serie, mirándole a los ojos. Él asiente y yo repito su acción.

- Uno de los profesores del instituto alquila su piso cerca del parque...podrías hablar con él. -anuncia, haciendo que me rompa en mil pedazos y la primera lágrima se derrame por mi mejilla. Adam se da la vuelta y comienza a caminar, hago lo mismo pero de nuevo me detiene, esta vez, su voz. -¡Eh! -dice con una sonrisa forzada. -Bella me dijo que se te cayó esto en su maleta. -dice metiendo la mano en su bolsillo. Las lágrimas se acentúan, en silencio, al ver la cadena con una medallita de plata que reconozco a la perfección. -Yo...eh... -mira su muñeca y veo cómo desabrocha una pulsera de cuero que le regalé dos años atrás en su cumpleaños. -Supongo que es mejor que la guarde. No quiero que esto resulte incómodo. -agarro la medalla y él guarda su pulsera en el bolsillo de su jean marrón. -Puedes venderlo...quizá te den algo de dinero para pagar la primera mensualidad del alquiler. Aún que no creo que sea suficiente. -susurra. Miro la medalla entre mis dedos y escucho los pasos de Adam alejarse.

Estoy devastada, siento un dolor que jamás había experimentado y muerdo mi labio frustrada, evitando soltar un sollozo. Respiro hondo y giro sobre mis talones para comenzar a subir los peldaños de las escaleras. Limpio mis lágrimas antes de entrar al cuarto de Liam y tomo una bocanada de aire con la esperanza de que no me entre hipo del llanto acumulado.

Sonrío falsamente y atravieso el marco de la puerta. Liam gira con una sonrisa que se desvanece al instante. Se acerca a mí con el ceño fruncido y coloca sus manos en mis mejillas. -¿Qué pasa, Bunny? -pregunta con un tono preocupado en la voz. -¿Has llorado? ¿Por qué? Dime algo. -pide desesperado cuando no abro la boca en ninguna de las preguntas, ya que sé, que si lo hago terminaré llorando desconsoladamente.

Tan sólo abro mi puño y enseño la medalla de plata. Liam me mira confuso y la coge con delicadeza. La abre de la misma manera y mira las fotos.

Pone una mueca y me mira a los ojos mordiendo su labio inferior. -¿Has discutido con él, verdad? -asiento con pesadez y comienzo de nuevo a llorar.

Siento sus brazos rodear mi cintura y sentir como me levantan con delicadez del suelo. No tardo en notar una superficie blanda en mi espalda y girar sobre mi misma para quedar boca abajo en el colchón. Cierro los ojos e intento calmarme y dejar de llorar, odiaba hacerlo, y más delante de alguien. Liam gira mi rostro y sonríe de medio lado, para después acercarse despacio hacia mí, quedando su rostro a centímetros del mío.

Vuelve a sonreír y pasa una mano por mi cintura para atraerme hacia él mucho más que antes, me siento como una pluma en sus brazos y es inevitable que me resulte infantil la manera en la que mi estado de ánimo cambia a cada segundo.

Su rostro comienza a acercarse mucho más, dejándome apreciar cada parte de su rostro con detenimiento, fijarme en cada aspecto que el tiempo ha hecho cambiar de su rostro. Llevo una mano a su mejilla, rasposa por su barba, y la acaricio. Él sonríe de nuevo, y me contagia. Sopla mi rostro, haciendo que los mechones de pelo alborotados que habían caído sobre mi cara volasen hacia atrás. Arrugo mi nariz y él me imita.

Su mano baja hacia mi rostro y su dedo pulgar empieza a bordear cada parte de mis facciones. De nuevo, Liam acorta la distancia entre nuestros rostros y comienzo a sentir cómo los latidos de mi corazón se acelerar y hacen que sienta una opresión en el pecho que no me deja pensar con claridad.

Sus labios se aproximan a mi cara y por una décima de segundo dejo de respirar, hasta que deposita un beso en mi nariz y le da un pequeño golpe con su dedo índice. Liam se aleja unos centímetros y echo de menos, por un segundo, su proximidad.

- ¿Estás más tranquila? -pregunta con la misma sonrisa fijada en su rostro.

- Supongo que sí. -me encojo de hombros y me siento estúpida al sentir que realmente Liam me ha tranquilizado con tan sólo mirarme a los ojos.

-Me siento responsable de esa discursión. -dice Liam levantándose de la cama mientras se rasca la nuca. -En cierto modo entiendo que se preocupe de esa manera por ti. -se encoge de hombros y me tiende una mano para ayudarme aponerme de pie.

- Ha dicho cosas horribles de ti, no tiendo cómo lo puedes defender ahora. -digo confusa mientras le miro a los ojos.

- Lo sé, pero no puedo culparle por que se preocupe por ti. Él es tu...mejor amigo e intenta protegerte de alguien que le cae realmente mal. -chasca la lengua y alza las cejas.

- Ambos hemos actuado mal, lo reconozco, pero él tiene que dejar que decida por mí misma. -aclaro.

-¿Y qué has elegido? -pregunta con una sonrisa torcida.

-A ti. -trago saliva y él amplía su sonrisa, haciendo que sienta mis mejillas llenas de calor.

Liam revuelve mi cabello y al instante se desvanece su sonrisa. -Espero que estés segura de lo que buscas. -le miro confusa y él hace una mueca. -Iré a cambiarme al cuarto de Ruth, por si...bueno, quieres cambiarte tú también. -dice abriendo el armario y cogiendo un par de las pocas prendas que tenía.

No dice nada más y atraviesa la puerta rápidamente. Frunzo el ceño y respiro profundamente. Realmente no me había gustado el tono que había empleado, ni la mueca con la que lo había acompañado, no quería ser paranoica ni mucho menos, pero algo pasaba.

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¡Una mini maratón! ¿Que os parece? ¡Disfrutarla!

En multimedia, de nuevo, nuestro bellísimo Adam.

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Atte: Marta :)


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