Abro la maleta sobre la cama de Liam y rebusco en ella para encontrar lo más formal que tengo, que para ser sincera, no es nada. Iba a ser un viaje corto y sin sorpresas, ¿quién metería un vestido en el equipaje? Yo no. Agarro un jersey de color blanco que deja la espalda y parte del costado al descubierto, un jean básico y enfundo mis pies en los mocasines color crema que me regaló Bella antes del viaje.
Cierro la maleta y la dejo en el suelo para bajar al salón cuanto antes. Cuando salgo de la habitación, Liam se cruza conmigo en el pasillo, me mira y sonríe. Lleva un polo azul marino y unos pantalones negros ajustados.
Bajo las escaleras delante de él, agarrando mí pelo en una trenza rápida. Karen grita mi nombre desde la cocina y camino hasta el núcleo de la voz. —Oh, cariño. —dice agarrando una fuente de cerámica que alberga una carne asada que desprende un olor espectacular. —¿Podrías llevar el vino y las copas? —pregunta con ternura. —Liam ayúdala. —me sobresalto al notar la mano de Liam en mi espalda desnuda, pidiendo paso para coger la botella.
Acabo la trenza y Liam me mira sonriente. —Siempre me sorprendió la capacidad que tienes para verte preciosa de una forma tan sencilla. —siento que mis mejillas se enrojecen y sacudo la cabeza. Enrollo la trenza y alzo los brazos para formar un moño en la parte media de la cabeza. Siento los ojos de Liam fijos en la piel desnuda de mi costado, parece confundido a la vez que sorprendido. Agacho mis brazos rápidamente y él aparta la mirada, con la vista fija en el suelo.
Agarro las copas y camino con Liam a mis espaldas hasta el salón. Todos los asientos están ocupados, dejando libres dos sillas que están juntas. Me siento en una de ellas y Liam ocupa la que se sitúa a mi izquierda.
— Podemos empezar. —dice Geoff con alegría. —Liam, abre el vino. —pide Geoff mientras ayuda a mi madre y a Karen a servir la comida.
Liam se levanta y alcanza la botella. Camina hasta la cocina y a los pocos segundos lleva con un sacacorchos clavado en el corcho de la botella. Liam mira la botella mientras la está abriendo, y en cierto modo creo que sé por qué lo hace. —¿Qué ocurre? —le susurro al oído cuando me he levantado a simular que le ayudaba.
— Mis padres. —dice aclarando su voz. —No saben nada de los problemas que tuve con el alcohol. —me mira a los ojos y trago saliva. —Y...me da miedo beberme una copa y después necesitar más.
— Eso no ocurrirá, Liam. —llevo una de mis manos a su nuca y acaricio su pelo con tranquilidad. —Tienes autocontrol, confía en ti mismo. Si las cosas se ponen feas yo misma te quitaré el vino, ¿entendido? —Liam gira su rostro, haciendo que quede muy pegado al mío de no ser por la diferencia de altura. Asiente y finalmente abre la botella.
La cena transcurre tranquila. Los padres de Liam ponen al día de sus vidas a mis padres y viceversa. Adam parece más animado e incluso participa en las conversaciones como si verdaderamente se comenzara a sentir a gusto en el lugar.
— Entonces, ¿al final decidiste ser profesora? —Geoff levanta la vista de su plato para mirarme y asiento efusiva.
— Sí. —contesta mi padre antes de que pueda pronunciar una palabra. —Tenía un puesto asegurado en el ejército, además entraba con un rango bastante superior a los demás. No tenía que moverse de Australia en caso de enfrentamiento, dirigiría a un grupo de soldados y ganaría un sueldo estable y alto, pero lo rechazó por querer ser profesora de Español y Biología. —rueda los ojos y Geoff me mira.
Resoplo y trago saliva. ¿Es que no podía dejar de echarme en cara lo mismo? ¿Nunca superaría que no quisiera ser como él?
—Chris, —comienza Geoff pesadamente. —Es lo que deseaba. Quizá no era lo que querías para tu hija, pero ella es feliz, y al fin y al cabo eso es lo más importante para un padre. —dice comprensivo, mirando a mi padre para intentar que entrara en razón, pero era imposible, llevaba años con el mismo tema.
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>>Promise<< |LP| #WATAwards
Humor¿A cuánto estarías dispuesta a hacer por una promesa?