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- No estoy loca, Adam. -rodeé los ojos mientras tiraba de la pesada maleta.

- Sí, si que lo estás. -rió. -Crees que llegarás allí y le dirás, ¡Ey, cuánto tiempo! ¿Me haces... -le golpeé el hombro para que guardara silencio y bufé.

- Lo prometió, Adam. Seguro que lo cumplirá. -le miré a los ojos y cerré el maletero con las maletas dentro.

- Sabes que te quiero con locura, pequeña... -suspiró. -Pero no te pienses que todo el mundo es como tú. A veces las promesas se olvidan y nunca se cumplen. Además, ni si quiera sabes dónde vive, ¿cómo lo localizarás? -suspiré apoyándome en el coche y le miré a los ojos.

- No lo sé, ya veré cuando llegue lo que hago. -torcí la boca y me encogí de hombros.

Volvimos a entrar a la casa para recoger las últimas cosas. Y tomarnos un último café antes de poner rumbo al aeropuerto.

- Ya sabes lo que opino... -suspiró el moreno clavando sus ojos verdes en los míos color chocolate. -Aún así, si necesitas ayuda sabes que puedes contar conmigo. -sonrió de medio lado y unió su mano a la mía sobre la mesa.

Sonreí agradecida a mi mejor amigo, desde que me mudé a Australia, y suspiré.

- Me mantendrás informada sobre lo que ocurra en el colegio, ¿verdad? -él asintió.

-Echarán de menos a la mejor profesora de Español y Biología.-ambos reímos. Adam se levantó de su silla y atravesó el pasillo a toda prisa dejándome con la palabra en la boca.

- ¿Qué haces? -pregunté divertida cuando me tapó los ojos con su mano izquierda y depositaba algo encima de la mesa con su mano libre.

- Feliz cumpleaños, princesa. -besó mi mejilla y destapó mis ojos dejándome ver una pequeña cajita envuelta en un papel de color verde.

Le miré riendo y le devolví el beso. Rompí con cuidado el papel y abrí la cajita como si se tratara de cristal y sonreí al ver el colgante de plata que siempre me gustó.

Abrí el diminuto medallón y a la derecha se encontraba una foto de ambos cuando apenas teníamos 16 años, al otro lado una de hace menos de tres meses.

- ¿Lo tenías preparado, verdad? -me colgué de su cuello y él asintió.

- Siempre dijiste que los 26 años para ti serían especiales y...bueno, en vista de que no podré estar contigo ese día especial, quería darte el regalo por adelantado-sonreí mostrando mis dientes y asentí.

- Ha sido lo mejor que me hayan podido regalar en toda mi vida, Adam, eres el mejor. No sé que haré sin ti un mes a 22 horas en avión. -ambos reímos y él se encogió de hombros.

- Ya sabes que lo pasaré mal sin ti, mi vida. Pero me consuela que tengas la posibilidad de cumplir tu sueño. -le miré a los ojos y asentí. Él era el único que llegaría a comprenderme, y el único al que le había comentado aquella promesa. -Aún que insisto...ese favor también te lo haría yo. Totalmente encantado. -golpeé su hombro y reímos.

- No me imagino teniendo un mini Adam correteando por la casa sin parar. Suficiente tengo con aguantarte a ti siendo hiperactivo, dos como tú me matarían... -bromeé y él frunció el ceño.

- ¿Uno? -rodeó los ojos. -Yo si lo hago, lo hago bien, un mini Adam y una mini Alexia . ¿No te parece? -arqueó una ceja y negué.

- Ni loca, pimpollo, ni loca...-reí con mi mejor amigo. -Bella llega tarde... -rodeé los ojos mirando mi reloj.

- Ya la conoces. -se encogió de hombros. -Si me llevaras a mí a Londres... -le interrumpí la frase dubitativa.

- Le matarías, y como resultado entrarías en la cárcel, claro, si es que llegas vivo a la prisión y ninguna del ejército de fans te ha matado. -él asintió comprensivo.

>>Promise<< |LP| #WATAwardsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora