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—Deja de pensar en ello, dentro de unas semanas nadie recordará tu nombre. — me anima Adam, dejándose caer en el viejo sofá que había comprado en una tienda de segunda mano.

—Espero que tengas razón. —suspiro dejándome caer a su lado. —¿Te quedas a dormir? —pregunto con un puchero, haciendo que mi rubio amigo ría.

— ¿Quieres que me quede? —pregunta mirándome a los ojos.

Tuerzo la boca y asiento rápidamente, moviéndome en el sofá hasta quedar apoyada en su pecho. —Aún no me acostumbro a dormir sola en una casa y...tampoco ayuda el hecho de que me hayan fotografiado más de diez veces un grupo de adolescentes mientras caminábamos por la calle. —digo encogiéndome de hombros.

Adam ríe y comienza a acariciar mi pelo. —Está bien, me quedaré. —susurra con ternura, haciendo que me relaje y cierre los ojos para tan sólo centrarme en la oscuridad con el eco de los latidos de Adam.

El sonido del timbre hace que dé un salto sobre el pecho de Adam, quien ríe ante mi mueca de susto. —Dime que no me han seguido a casa... —ruedo con cansancio.

— Iré yo, tú quédate aquí, es muy tarde. —dice con el ceño fruncido.

Adam se levanta del sofá y me mira extrañado cuando se asoma a la ventana para ver quién está detrás de la puerta. La abre lentamente y un chico de unos veinte años con un traje negro y amarillo mira a Adam. —Uhm...¿La Señorita Walker? ¿Alexia Walker? —pregunta, Adam me mira y camino hasta la puerta. —Entrega de paquetes 24 horas, ¿puedes firmarme aquí? —asiento extrañada y firmo el papel que el chico me da.

— ¿Esperabas algo? —pregunta Adam mientras que el chico saca de la furgoneta en doble fila una enorme caja de plástico amarillo que tiene rejas en un lateral.

— Aquí tiene. —dice el chico, despidiéndose con una sonrisa y mueca cansada.

Adam agarra la caja y la deposita en el suelo. Me mira y me hace un gesto para que mire entre las rejas.

Me siento en el suelo y miro con incredulidad la caja que, ahora, sé que es un trasportín. Llevo una de mis manos hasta la reja y la abro lentamente, dejando que el pequeño cachorro blanco con manchas negras corra hasta mis piernas y se siente sobre ellas, dándome lametones en la cara.

— Pero...¿qué...? ¿De dónde has salido tú? —digo con una sonrisa demasiado amplia. Miro a Adam y sonrío aún más.

— Yo no he sido. —dice arrodillándose a mi lado y tocando el lomo del cachorro de dálmata que está sobre mis piernas. Frunzo el ceño confusa y miro al animal con ternura. —Veamos cómo te llamas. —dice Adam girando el collar color rojo del cachorro. —Woody.

Adam mete la mano dentro del trasportín y saca una carpeta de color azul, la que cual abre y ojea detenidamente.

— Son los papeles del pequeño. Pone que tiene dos meses y que lo han sacado de una perrera de Melbourne. —dice con el ceño fruncido. —Hay un sobre con tu nombre. —informa, extendiéndolo hacia mí.

Rajo el sobre y desdoblo el papel del interior para empezar a leer la pequeña nota:

"Se llama Woody. Siempre dijiste que cuando tuvieses una casa propia tendrías un dálmata...así que...Feliz Cumpleaños.

XX"

Sonrío de medio lado y corro hasta la caja que actúa de mesa en el salón para coger mi móvil y marcar el número de Bella. Da varios tonos, pero tras segundos interminables, el sonido de la voz de mi amiga hace que sienta ganas de llorar de alegría.

— Cariño, tenemos telepatía, iba a llamarte ahora mismo. ¡Felicidades, corazón! Aún que....creo que en Australia es más de media noche... —su voz se apaga y ruedo los ojos divertida.

- Muchas gracias, Bella. Eres increíble, ¿estás loca? —pregunto mirando al pequeño cachorro que juega con los dedos de Adam. —Es...perfecto... —sonrío.

— Vaya...entonces la recepcionista tenía razón cuando hablaba de envío rápido... —dice soltando una carcajada. —Entonces...¿te ha gustado el vestido? —frunzo el ceño mirando al perro.

— ¿Qué vestido? ¡Hablo de Woody, boba! —grito, llamando la atención del cachorro y corre hacia mí torpemente y vuelve a colocarse e mis piernas.

— ¿Quién es Woody? ¡¿Has montado una fiesta con strippers sin mí!? ¡Serás zorra! —grita, miro a Adam confusa y continúo.

— Hablo del perro, Bella. Del dálmata.

— ¿Qué perro? Creo que hay algo que me he perdido, ¿Un dálmata en tu casa? ¡Yo te he comprado un vestido, no un perro! —aclara ella, haciendo que comience a sentirme realmente confusa. Se escucha un ruido al otro lado del teléfono, seguido de unos gritos masculinos para después quedar en silencio.

— ¿Bella? ¿Eres tú la de la fiesta con strippers? —bromeo dentro de la situación.

— ¡Felicidades Alexia! —las voces masculinas se complementan y suenan a coro haciendo que sonría. — Te echamos de menos, pequeña. —distingo la voz de Louis y sonrío.

— Y yo a vosotros, ¿cómo estáis? —digo con una amplia sonrisa mientras acaricio la cabeza de Woody.

—Bien, hoy hemos tenido el día libre. —esta vez es Zayn el que habla. —Después de todo, al final me has terminado cayendo bien, Alexia. —río ante su comentario y ruedo los ojos. —¡Oye, australiana! —reconozco la peculiar voz de Niall y río. —Quiero que cuando el tour llegue a Australia estés en primera fila dándolo todo en el concierto. —dice, haciendo que sacuda la cabeza.

— Ojala, Niall, pero será imposible. Tengo demasiados gastos: la casa nueva, los muebles, las facturas y... ahora un cachorro al que alimentar. —digo divertida, haciendo que Adam ría.

— Te iremos a buscar. —sonrío ante las palabras de Zoe. —Esto está lleno de chicos y...necesitamos con urgencia hacer una noche de chicas en grupo. —dice soltando una carcajada al final de la frase.

— Eso está hecho, Zoe. —digo con una sonrisa.

— ¡Felicidades, Alexia! —repite, esta vez, la voz profunda de Harry. —Vaya...entonces...¿oficialmente tiene un año más que yo? —pregunta con tranquilidad.

— Eso parece, rulos. —contesto divertida.

— Genial, me gustan las maduritas y el rollo profesora sexy. —río ante la broma y las carcajadas de los demás retumban en los oídos. —Alexia, tenemos que colgar, un delicioso manjar de desayuno nos espera. Muchas felicidades, todo el amor. —Harry se despide y cuelga la llamada, haciendo que deje el móvil de nuevo sobre la caja.

—No han sido ninguno de ellos. —digo mirando a Adam.

Este se encoge de hombros y sonríe de medio lado. —¿Habrán sido tus padres? —niego rotundamente al pensar algo así, mi padre es alérgico a los perros y mi madre los tiene miedo, era teóricamente imposible. —Entonces... no tengo ni la menor idea. —dice finalmente. —Así que...bienvenido a la familia, Woody. —el perro salta de mis piernas y corretea por el salón oliendo absolutamente todo.

— Es curioso...¿por qué le habrán llamado Woody? —pregunto observándole, giro la mirada y Adam se encoje de hombros.

— No lo sé, pero ese nombre me recuerda a algo pero...no logro saber a qué. —se encoge de hombros y silba para que el cachorro corra hacia él.

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¡HOLA, HERMOSURAS!

¿Cómo os va la vida? Aquí os dejo ese capítulo que espero que hayas disfrutado!

VAMOS, COMENTAD, VOTAD Y RECOMENDAD!!

Un besotazo enorme, amores míos!!

Att: Marta :)

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