Halloween

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Días antes decoré una calabaza con los niños, pintamos guirnaldas y decoramos toda la casa en plan muy guay. Pero en realidad moríamos de envidia con la de nuestros vecinos los de California. 

Nos lo pasamos genial.

En verdad creo que soy peor que ellos de vez en cuando.

Casi siempre a decir verdad.

Me pasé la tarde de Halloween con los niños recogiendo caramelos por las casas de los vecinos. Lo mejor de todo es que era viernes y que salía por ahí con Carmen y Pili, la chica de Ciudad Real y la indecisión en persona.

En realidad si os paráis a pensar, nuestros nombres parecían sacados de una película española antigua en las que salen Marisol o Rocío Dúrcal.

Pili, María y Carmen.

¡Y olé!

Maquillé a los niños tan guay que hasta me daba envidia a mí.

A todos los vecinos les encantaba y el Rusi, que le vimos, también lo alabó. Y yo me derretí.

Cabe decir que mi relación con los niños cada vez era mejor.

A ratos.

Ese fin de semana mi jefa, que seguía de madre soltera (jefe en Irak), se iba a Jersey con sus amigos y sus padres vendrían a cuidar de los niños.

Después de un montón de caramelos y conversaciones sobre el tiempo con sus amigos, volvimos a casa y empezó mi fiesta de verdad.

Hellfire Caves.

Carmen insistió mucho en que debíamos ir allí en Halloween, porque nos iba a encantar y porque estaba preparado para la ocasión, además de que el sitio en sí ya cagaba.

Muchísimo.

Yo soy muy fan de las películas de miedo y todo el rollo, pero es que eso era ya de otro nivel.

Parecía que tú mismo estabas metido en una peli de miedo, porque los actores que iban disfrazados y por allí dando vueltas se tomaban muy en serio su trabajo. Mucho. Tanto que, aun a sabiendas de que era todo un montaje y que al día siguiente pasarían a ser personas normales de nuevo. Daban mucha grima.

Carmen lo pasó muy mal y Pili se reía por todo, me encanta esa chica.

Se lo tomó tan en serio que se compró un pintalabios negro para la ocasión y lo que no es la ocasión, porque se propuso ponerlo de moda.

Y podría si quisiera, porque esa chica llega a tener la confianza en si misma que tiene para sus ideas sobre la educación y la integración social y se hacía presidenta de España.

Y que conste que yo la votaba.

Después de sufrir por la garganta de una de las chicas-actrices que allí había, salimos de las cuevas y fuimos a cenar.

Después de todo había sido una gran experiencia y le dimos las gracias a Carmen por haber insistido tanto, mereció la pena.

Cenamos en un bar tipo burguer King en el pueblo del cual no recuerdo el nombre pero sí lo pecaminosamente buena que estaba la hamburguesa que me comí.

Pero Pili y yo nos atragantamos.

Carmen dijo de una primera hora que tendríamos que compartir gastos de gasolina. Y estábamos de acuerdo. Pero nos pareció excesivo que nos cobrara seis libras por un trayecto de 15 min.

Realmente excesivo.

A Pili se le quitaron las ganas de comer y su cara de perplejidad fue patente. Creimos que las seis libras las tendríamos que pagar entre las dos, pero no fue así. Eran seis cada una.

Pili tenia coche y me tradujo que con eso le habíamos dado para ir a la escuela de idiomas durante toda la semana.

Muy guay la cosa.

En verdad ya sabíamos por qué Carmen tiene dinero para comprarse anillos de abuela, porque va estafando a las pobres Au Pairs con las que queda para irse por ahí.

En fin perejil.

Lo mejor de la noche fue ver expediente Warren (en inglés) de la cual poco nos enteramos, por dos motivos:

El primero era porque estaba en inglés y por mucho subtítulo que tuviera hablan muy bajito.

El segundo fue porque no parábamos de pensar en esas seis libras que nos habían estafado a cada una.

Cuando tu vida, escuela de idiomas y gastos personales y de vuelos dependen de 70 libras a la semana, empiezas a pensar mucho en lo que gastas el dinero.



Diario desastroso de una Au Pair EspañolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora