La tensión seguía reinando en la casa el lunes cuando John cogió su petate militar y se marchó de misiones a vete tú a saber dónde...
Ese era el motivo de las discusiones entre Linda y él, su trabajo. Ella sabía que era su deber cumplir con el empleo que desempeñaba, no obstante, tenían un trato que, al parecer, estaba siendo incumplido.
MUY inclumplido.
Cuando se casaron, quedaron en que él seguiría en el ejército y ella le seguiría, dejando su trabajo a un lado, para estar con él.
Sin embargo, en ese trato también se estipulaba que, cuando ella se quedara embarazada, él solo continuaría durante cuatro años más y después desempeñaría algún trabajo también relacionado con la aviación, pero más tranquilo, como instructor o algo parecido.
Y a la vista estaba. No lo había cumplido. Porque Jacob, el mayor, ya tenía 10 añitos salerosos.
Me parecía muy injusto con Linda.
En parte, claro.
Ella había tomado esa decisión, estaba claro, pero me parecía muy fuerte que una neurocirujana como ella estuviera ejerciendo como médico de familia por perseguirle a él por todo el país. Ajá.
Pero está claro, eran sus problemas y yo no quise echar leña al fuego, porque si no me acabaría quemando como la que más.
¿Yo? ¿Metiéndome en problemas de pareja ajenos? JA-MÁS.
Así que nada.
Diego pasaba de hablarme y yo ya me estaba cansando de mantener monólogos tanto por whatsapp como Skype. También pasé de él.
Y me comían los nervios y el remordimiento por haber decidido quedar con un chico el martes.
Aunque realmente me había hecho una encerrona para poder quedar conmigo. ¿Qué me habría visto?
¿Estaba haciendo mal al quedar con él? ¿Qué pensáis?
El quid de la cuestión es el que el martes llegó y hacia un frio de narices. Me abrigué como la que más y me puse monísima para mi encuentro con el Rusi.
El corazón me latía a 200 km/h cuando escuché a Sofía, su hermana, hablando por el sendero mientras se acercaba.
Pero él no estaba.
En su lugar su GUAPISIMA madre venia acompañando a la pequeña.
La niña me sonrió cuando me vio y, disimuladamente, me pasó una nota sin que nadie más se diera cuenta.
La metí en mi bolsillo y le guiñé un ojo.
Me despedí de los niños con una sonrisa amarga y con el perro helado de frío dando tirones hacia la casa.
Un plan.
Al llegar saqué la nota de mi bolsillo.
No te atrevas a pensar que te he plantado. Esta noche a las 9 te recojo y cenamos juntos. Tenemos un asunto pendiente ;). Vagim.
Un asunto pendiente...
Ataque al corazón en 3... 2... 1...
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Diario desastroso de una Au Pair Española
Non-Fiction"La ley de Murphy debería llamarse 'ley de María' todo en esta bendita vida me sale mal'. Una gaditana, Inglaterra y miles de aventuras y personas nuevas por descubrir, lo que iba a ser un año aprendiendo inglés, se convirtió en una de las me...