Alba

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Si con mi rollo mental ya tenía poco en lo que pensar, Alba me dio un disgusto tremendo diciéndome que se iba en 2 semanas.

Sí, la tía tenía un trabajo de verano que la esperaba para el día de San Juan, pero ella se iría antes para instalarse y tener un par de días de vacaciones.

Y, si ya tenía poco, el examen para el B2 que me estaba preparando en la academia, tenía lugar en pocas semanas. Muy pocas y eso me tenía nerviosísima.

Julianna, mi profesora, me decía que lo tenía todo controladísimo y que no tenía que preocuparme por nada, que el examen me saldría bordado.

Eso era lo que yo quería.

Aprobar.

Así que esa semana me concentré en estudiar mucho mucho y en preparar la maleta del Jacob, quien se iba de excursión de fin de curso al sur con el colegio. Iban a estar una semana de acampada y eso significaba que me quedaba sola con Frank. Happiness.

Me quedaban tres semanas para abandonar Inglaterra y, pasar el menor tiempo posible con los niños no me hacía gracia. Eran mi distracción en lo que al tema de Vagim se refería.

Él me dio mi espacio.

En silencio y poco a poco se fue apartando hasta que yo decidiera lo que quería hacer.

Alba tenía el coche roto y yo no tenía con quien desahogarme. Quería mucho al resto de las chicas, pero el nivel de confianza que tenía con ella era incomparable.

Esa semana y media que pasó aislada del mundo fue un poco difícil para las dos: para ella porque apenas podía salir de su casa y se agobiaba, para mí porque no tenía a mi compitrueno conmigo.

Pero claro, no todo iba a ser malo.

El coche lo repararon un viernes por la tarde-noche y nos vino como agua de mayo. Todo estaba preparado para disfrutar de la recta final de Alba (y mía, posiblemente) en el extranjero y Cambridge nos estaba esperando.

Diario desastroso de una Au Pair EspañolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora