Sí. Soy así de guay.
Linda me dijo semanas atrás que podía escoger entre irme de vacaciones a España en el half term o quedarme sola en casa.
La segunda opción habría estado genial si alguna de las chicas se hubiera quedado también. E incluso, si Diego o Tati hubieran podido venirse conmigo a casa.
Pero no.
Todas mis amigas Au Pair se iban de carnavales (a los que les estaba cogiendo asco) a España, Tati seguía más seca que la mojama y Diego, claro está, estaba súper ocupado con sus cosas de comparsista "profesional".
No me acuerdo de quien, me dijo que, si tanto me molestaba, que le pidiera que lo dejara por mí, o que le dejara y me buscara a otro amigo especial que no tocara la guitarra o no actuara en cosas de este tipo.
Pero, ¿Qué queréis que os diga? Yo no soy así. Le conocí con su afición a la guitarra, le he visto crecer en todos los sentidos, así que también he visto su progreso musical. ¿En serio alguien piensa que puedo pedirle que deje de tocar la guitarra porque estamos teniendo una mala racha? Jamás. Dios me libre.
Si hay algo que tengo claro, es que hay que respetar los gustos de la persona que se tiene al lado. Si a él le gustaba, adelante. El problema era temporal. Y no era que tocase la guitarra, sino que se le iba la cabeza y se olvidaba de que yo estaba esperando.
Pero en fin. Que ese no es el caso.
Pillé un vuelo para el que tuve que vender un riñón hasta el aeropuerto de Sevilla. De ahí hasta casa me pillé un transporte público y llegué a las tantas. Estaba cansadísima de todo el día, coche - avión - taxi - autobús - autobús.
Fueron horas interminables. Sobre todo porque mi móvil chocheaba y la batería dijo bye bye darling no voy a dejar que escuches música ni avises a nadie.
Llegué a casa muy emocionada. Casi a medio llorar. Toqué el timbre y nadie contestaba. ¿Hola? Casi fundo el maldito pulsador de tanto darle, pero nada... Eran las ocho de la tarde del día de San Valentín y yo estaba helada en la calle, sin saber donde estaban mis padres, sin teléfono ni pajolera idea de dónde podría encontrar a alguien que pudiera socorrerme.
Me arrepentí al instante de no haber avisado a nadie. Si se lo hubiera dicho a mi hermano seguro que me habría esperado, porque aunque se ponga gallito y diga que no, soy la mujer de su vida hasta que aparezca la afortunada que se lo lleve de mi lado. Me ama.
Y precisamente, fue él quien apareció primero y se quedó blanco al verme en la puerta de casa, medio tiritando, y con el moquillo amenazando con salir.
Me dio uno de esos abrazos que parten espaldas, sin decir nada, sobraban las palabras. El muy capullo me estaba echando de menos y esa era su forma de demostrármelo.
Empezó a contarme que había estado viendo el pasacalles del carnaval, pero que no tenía ganas de salir esa noche y por eso había vuelto tan pronto. Le supliqué, casi arrastrándome por el suelo, que nos fuéramos por ahí los dos juntos a dar una vuelta y emborracharnos, porque era San Valentín y ninguno de los dos tenía nadie con quien pasarlo. Bueno, yo a medias, pero él estaba ocupado.
Al final cedió, lo sabía, puedo ser muy persuasiva cuando quiero jijijijiji.
Le noté apagadísimo. Si algo tiene mi hermano es que es un chico lleno de vida, optimista y alegre. Se puede decir que él es de los que siempre ven el vaso medio lleno. Sus palabras me lo dijeron todo.
- No quiero pasar tiempo solo con papá y mamá en casa.
Miedo. Eso fue lo que sentí. Leí entre líneas que algo se me estaba ocultando. Porque mi hermano adora pasar tiempo con mis padres y algo raro habría para que él no quisiera estar en casa.
Bebimos como cosacos. Destacábamos entre la multitud porque todos iban disfrazados menos nosotros, todos festejaban menos nosotros. A la quinta copa, mi hermano me miró fijamente, me cogió la mano y me dijo muy serio:
- María, no paran de pelear... creo que nuestros padres están a punto de divorciarse.
Me tendría que haber quedado en Inglaterra...
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Diario desastroso de una Au Pair Española
Non-Fiction"La ley de Murphy debería llamarse 'ley de María' todo en esta bendita vida me sale mal'. Una gaditana, Inglaterra y miles de aventuras y personas nuevas por descubrir, lo que iba a ser un año aprendiendo inglés, se convirtió en una de las me...