Los ojitos verdes que me vigilaban desde la ventana no eran otros que los de Frank.
Aunque no era muy tarde, abrí la puerta sigilosamente.Al subir las escaleras, me encontré con el pequeño en la puerta de su habitación mirándome con los ojillos entornados.
- ¿Dónde estabas? - me preguntó mientras me hacía un escáner visual. Comprobando mi atuendo y los zapatos que llevaba en las manos.
- Salí a cenar con el hermano de Sofía, la chica guapa de la parada del autobús. - le dije con una sonrisa, el que no la respondiera denotaba que no estaba de humor. Ni un poquito.
- ¿por eso no has cenado hoy con nosotros? ¿Por salir con un tío?
Había mucha hostilidad en sus palabras, no me hizo gracia que un niño de 8 años se dirigiera a mí de aquella forma.
- No es mi obligación cenar con vosotros todos los días. Si quiero salir, lo voy a hacer, no soy esclava de esta casa ni de esta familia Frank.
- ¡No me gusta! - me gritó.
- Vete a la cama. A mí no me vuelvas a hablar así.Le dejé con la palabra en la boca y me marché al otro lado del pasillo, a mi habitación. Dándole mil vueltas a mi "relación" con Vagim.
No tenía nada claro. Sabía que quería conocerle, pero no quería hacerlo mal, a espaldas de Diego. Pensé que sería una buena idea contarle o mejor decirle que lo que teníamos tendría que esperar a que yo volviera.
Si es que volvía...
¿Qué me pasaba?
Una cita con el Rusi... ¿Y ya cambiaba de opinión?
Con un agridulce sabor de boca me fui a la cama... Sabiendo que, fuera cual fuese mi decisión, debería ir siempre con la verdad por delante.
A sabiendas de que podría estrellarme y muy fuerte.
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Diario desastroso de una Au Pair Española
Non-Fiction"La ley de Murphy debería llamarse 'ley de María' todo en esta bendita vida me sale mal'. Una gaditana, Inglaterra y miles de aventuras y personas nuevas por descubrir, lo que iba a ser un año aprendiendo inglés, se convirtió en una de las me...