Se preguntarán much@s, ¿qué pasó después?
Ya han pasado dos años desde que comenzó mi aventura y poco más de un año desde que terminé mi trabajo como au pair.
Esa, sin duda, fue una de las mejores decisiones que he podido tomar nunca.
Gracias a mi estancia fuera de mi país y a la convivencia con personas de una cultura totalmente distinta, he aprendido a ser mejor persona, más tolerante y empática.
He aprendido a distinguir quien me quiere de verdad y quien está ahí por cualquier otra razón.
He conocido a personas maravillosas, como es mi familia inglesa, con la que aún tengo relación. Y tengo unas amigas por toda España a las que llevo en el corazón y que me aportaron tanto, que nunca habrá palabras para dar las gracias.
Danielle volvió a España con su pareja y sigue viviendo en su pueblo de origen. Trabaja, que no es poco. Y sigue siendo la más sensata.
Con Alicia coincidí poco, pero es mi madrileña favorita, una publicista que triunfa y arrasa con su sonrisa sincera.
Mi Mari Pili se quedó en Inglaterra y se trajo al novio consigo. Sigue siendo la indecisión en persona. Pero es feliz en su mundo.
Mi Alba, mi compitrueno, me la jugó la puñetera. Resulta que, ¿os acordáis de que mi hermano hablaba con alguien? Pues ese alguien era Alba y, a día de hoy, ella cogió sus maletas y se fue a vivir a Cádiz, con mi hermano. Siguen juntos y cada día más enamorados.
Mi familia inglesa se mudó a Yorkshire y allí son felices viviendo al lado de unos campos de trigo que a mí me dan alergia. Echo de menos a Daisy. A Wellington también, pero a sus pelos no.
Supe que Tati y Diego tuvieron un 'desliz' y esperan a su bebé, siguen juntos y realmente me alegro por ellos. Aunque las cosas nunca volvieron a ser iguales, hay cordialidad cuando nos vemos.
Mi Rusi. Ay, mi Rusi.
Se enteró de la oferta de trabajo que me hizo la hermana de John en San Francisco y, prácticamente, me obligó a aceptarla.
Aquí estamos.
Al principio comenzamos trabajando en el bar de Barry, el cuñado de John, porque sí, al final se casaron en Hawaii, como recepcionista y acomodador. Allí trabajábamos juntos a tiempo completo, hasta que a Vagim le aceptaron en la Universidad Estatal de San Francisco. Compaginamos nuestros trabajos en el restaurante con nuestros estudios. Él estudia Derecho Internacional y yo cambié, igual que mis decisiones porque algo se me pegó de Mari Pili.
Gracias a pasar media vida viendo guisar a mi madre y a mi abuela, gracias a cocinar en Inglaterra y, por supuesto, gracias a Barry y al restaurante, descubrí mi pasión por la cocina y, en especial, por la repostería.
Barry, que es un amor, me ayudó en la elección de múltiples cursos de cocina y, fiándose ciegamente de mí (cosa que, a día de hoy, aún me sorprende), cuando terminé y le demostré de lo que era capaz me dejó hacerme cargo de la partida de postres en su súper restaurante.
La distancia con mis padres resultó muy difícil al principio. Pero, poco a poco, me fui adaptando y cada día me gusta más esta ciudad.
Vagim lo hace todo mucho más fácil alegrándome cada día con esa sonrisa que le caracteriza. Siempre está ahí cuando le necesito. Me ha ayudado a descubrir cosas de mí que desconocía.
Me complementa.
Aunque no todo es de color rosa, porque sería mentir, hoy puedo decir que soy feliz.
Ser au pair en Inglaterra me cambió la vida.
Y siempre voy a estar en deuda con todas aquellas personas que formaron parte de esa experiencia.
Y, claro está, con vosotros que habéis estado ahí leyéndome.
¡GRACIAS!
********************
¡Se acabó!
Espero (de corazón) que os haya gustado :D
Mil besos (L)
ESTÁS LEYENDO
Diario desastroso de una Au Pair Española
Non-Fiction"La ley de Murphy debería llamarse 'ley de María' todo en esta bendita vida me sale mal'. Una gaditana, Inglaterra y miles de aventuras y personas nuevas por descubrir, lo que iba a ser un año aprendiendo inglés, se convirtió en una de las me...