Pasé los días previos a Nochebuena pegada a mi madre como una lapa. Y claro a ella esa efusividad por mi parte le encantaba, ya que era la mamá gallina.
Nunca la había echado tanto de menos.
con mi hermano fue distinto, me dijo que había vuelto demasiado rápido y que tendría que haberme ido como a tropecientos kilómetros más de distancia y así no verme el pelo nunca más. Me amenazó con pintar mi cuarto de color rojo y poner pósteres de heavy metal y tías en pelotas para echarme de casa.
Mi padre no había estado tan pendiente de mí desde que era pequeña y me llevaba a jugar al parque.
Hogar, dulce hogar.
Con Tati parecía como si esa distancia que ella misma había impuesto no hubiera ocurrido nunca. Salíamos y entrábamos como siempre, me quedaba en su casa y ella en la mía, podría decirse que solo nos separábamos para ir al baño, eso cuando no salíamos, que cuando íbamos de fiesta o algo sí que nos acompañábamos la una a la otra.
Aunque yo seguía teniendo la mosca detrás de la oreja, porque esas idas y venidas no eran propias de ella.
Llamadme paranoica, pero es que ya la conozco de muuuuuuchos años.
Con Diego me moría de vergüenza, no hacía más que insistir en que estuviéramos a solas. y yo, como la cobarde que soy, no hacía más que darle largas para que no sospechara nada de lo que había pasado con el Rusi. Se me caía la cara de vergüenza solo de pensar que nos habíamos besado cuando Diego se había portado tan bien conmigo y, palabras textuales, me iba a esperar.
No sabía que estaba haciendo con mi vida.
Y eso me quitó el hambre.
Y María, o sea yo, en Navidad y sin hambre... era un expediente x que traía a mi pobre mamá gallina por el camino de la amargura.
En Nochebuena salí a tomar unas copas con algunos de mis primos y Tati, cómo no, a uno de los pubs del pueblo. En realidad ese día siempre decimos que es para la familia, por lo que se puede decir que es la única noche del año en la que alterno con algunos de mis primos. Que son muchos, por cierto.
Tati se encontró allí con su exnovio, de que ya no estaba segura de si seguía llevando el ex por delante.
En fin. Ella sabe que ese chico solo le traerá problemas, pero ya sabéis lo que se dice: "no hay más ciego que el que no quiere ver".
Toni (véase el <<ex>> novio de Tati) se me acercó con su sonrisa de Mister Universo, porque si algo tenía el chaval es que estaba de muy buen ver, y me estampó dos besos en las mejillas que me dejaron su Armani Code impregnada en el pañuelo. Con razón Tati sucumbía... entre los encantos del chico y esa colonia... era una perdición.
Cómo no, Diego también apareció esa noche en el mismo pub que nosotros. Es que somos así, de tradiciones. Y, además, ese pub es uno de los pocos que tiene mesas grandes para que los que vamos en plan familia numerosa nos podamos acoplar sin problemas.
El caso es que cuando el guapísimo de Diego llegó medio achispado, yo le llevaba la delantera y tenía una semi cogorza de agárrate y no te menees. Beber para olvidar le dicen.
Pero no.
Yo tuve que ser más guay que nadie.
A mí lo que me pasa cuando bebo es que me dan unos ataques de sinceridad para caerse de culo y en cuanto él se me acercó y me abrazó como si no hubiera mañana, le cogí de la mano y le saqué del pub hacia una calle desierta, en la que las mentes curiosas no se enterarían de nada.
- Diego - comencé - sé lo que me dijiste cuando volvías a casa después de visitarme en Londres. Tengo que ser totalmente sincera contigo, porque sí. Porque eres una de las personas que más me importan y no puedo hacerte esto.
Palideció, y el brillo que había en su mirada se apagó parcialmente.
- Dime, María - respiró hondo - me estás asustando.
- Hace unas cuantas noches, salí por el pueblo con unas amigas y compañeras Au Pair a tomar unas copas, sabes que cuando bebo cerveza, que aunque no me guste, pierdo demasiado la cabeza y esa noche se fue de marcha ella sola y no supe reaccionar. La cuestión es que un chico de allí, que le conozco de la parada del autobús, me besó.
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Diario desastroso de una Au Pair Española
Non-ficțiune"La ley de Murphy debería llamarse 'ley de María' todo en esta bendita vida me sale mal'. Una gaditana, Inglaterra y miles de aventuras y personas nuevas por descubrir, lo que iba a ser un año aprendiendo inglés, se convirtió en una de las me...