Capítulo 51

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Justo delante hay una enorme cama de matrimonio con unas sábanas rojo carmín. Al mirar a la derecha, una enorme alfombra con una mesa de madera a juego con la cabaña. A la izquierda hay una pequeña nevera. Si caminas un poco más hacia la derecha, hay como una pequeña terraza dónde cabe una mesa y dos sillas. Es perfecta, es más grande que mi habitación, perfectamente podrían caber veinte personas aqui dentro y no agobiarse. Es como una habitación enorme.

Estoy mirando al mar desde la pequeña terraza y noto las manos de Justin en mi cintura. Me levanta, me lleva directamente a la cama y se tumba encima mio.

-Tu padre tenía razón, no podíamos juzgar este sitio sin saber que había dentro. Pero te voy a decir una cosa. Esta noche no te libras de hacerte el amor en pleno mar.

-Que dices? -Me hace callar de un beso.-

Estamos besándonos encima de la cama cuando en la puerta escucho toser a alguien.

-Ay Carlos...

-Mejor si no os dejáis la puerta abierta cuando hacéis guarradas. -Su risa contagia la de María.-

Me pongo roja como un tomate, me levanto de la cama con Justin.

-Podríamos ir a tomar algo al bar ese que hay al final de la playa. -Propone María.-

-Que bar? Yo no he visto ningun bar. -Le contesto.-

-Desde la terraza de nuestra cabaña se ve a lo lejos, pero no hay nadie, sólo el camarero que debe tener unos 40 años. Vamos?

Asiento y me voy con María hacia la cabaña dejándo atrás a Carlos y Justin solos.

-Carlos se pasó casi todo el viaje hablando de tí, quedábamos cada día y siempre me contaba lo buen amigos que sois. Al principio pensaba que le gustabas.

-Todo el mundo lo dice, pero somos amigos de hace muchísimos años y tenemos una confianza como de hermanos.

-Carlos me dijo lo mismo. -Ríe.- La verdad esque Justin y tú haceis muy buena pareja. Os conocéis también hace tantos años como Carlos y tú?

-Si te cuento como conocí a Justin, te ríes.

-Sorprendeme.

-Te lo resumo. Justin era el típico chico malo que se mete en peleas y va en moto hasta al fin del mundo y yo no quería saber nada de chicos, hasta que un día Carlos tenía una cena y yo volví sola a mi casa, encontrándome a medio camino con Justin haciéndose el chulo. Bueno, pues apartir de ese momento, nosé como, nos hicimos inseparables y bueno, una cosa llevó a la otra...

-Una historia de amor totalmente de novela eh.

-La verdad esque sí.

Las dos empezamos a reír cuando por detrás corriendo aparecen los dos y nos cojen de la mano.

-Venga, basta de charlita de chicas. -Carlos se ríe ante el comentario de Justin.-

Llegamos al pequeño bar al otro lado de la playa, es muy curioso y parece de la misma madera que las cabañas. María tenía razón, el hombre parece tener unos 40 años. Es Alto, con barba y una sonrísa realmente admirable.

-Buenas tardes chicos, que os pongo?

-Yo quiero un caipirinha. -Digo.-

-Yo otro. -Contesta Justin.-

-Yo quiero un Sex on the beach. -María mira a Carlos.- Bueno, ponme dos.

-Nunca hay nadie en esta playa? -Pregunto al camarero.-

-Esta playa es privada sólo para las personas que pagan para pasar las noches en esas dos cabañas. Sólo vengo cuando sé que hay huéspedes. Y bueno, ahora todo esto es para vosotros. No os habían informado?

-Esque mi padre nos lo ha pagado todo y ni siquiera sabíamos que dormiríamos en cabañas.

El camarero me sonríe y nos sirve las bebidas.

-Cuantos días os quedáis?

-Cuatro días. -Justin es ahora quien habla con el camarero.- Por cierto, no hace falta que te quedes los cuatro días todas las horas aquí por nosotros. Que vas a estar mucho tiempo solo.

-No te preocupes, estoy acostumbrado.

-No hombre, toma -Le entrega unos cuantos billetes.- Que haces muy buena bebida, tómate hoy el día libre. Nosotros nos llevamos la bebida a las cabañas.

-Estas seguro?

-Disfruta de un día libre.

-Pues muchísimas gracias, así podré invitar a mi nieto a merendar. De verdad te lo agradezco, bueno os lo agradezco. Muchas gracias.

Cogemos la bebida y mientras el hombre cierra el bar.

Vamos caminando por la playa cuando María interrumpe el silecio.

-Porqué así sin más le has dado dinero?

Justin no tarda en contestar.



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