No sé cuanto tiempo llevo aquí, pero siento que ha pasado un siglo, un siglo en esta terrible agonía.
Este día se ha convertido en una pesadilla, oficialmente el día más terrible de mi vida y Sebastian no está conmigo para consolarme, ni mis padres, ni mi hermanita, no hay nadie, estoy sola. Bueno, están Sarah y Olivia, ellas son como mis hermanas y las dos están preocupadas por mí, no han parado de golpear la puerta y pedir que las deje entrar.
—Mila por favor abre la puerta —me pide Olivia con un tono dulce.
—¿Qué es lo que te pasa? —exige Sarah, autoritaria.
—Por favor abre, estamos preocupadas por ti —me ruega Olivia.
—Si no abres, pediremos ayuda —y la advertencia me alarma, no quiero que nadie se entere de lo que ha sucedido.
Con un poco de dificultad y muy lentamente me levanto del suelo, quito el cerrojo, enseguida la puerta se abre y en cuanto las veo me lanzo a sus brazos. Allí vuelvo a sollozar fuertemente mientras ellas me consuelan y me aprietan en ese abrazo que tanto necesitaba. Me llevan a la cama y se acomodan una a cada lado, vuelven a estrecharme hasta que mi llanto cesa.
—¿Qué te pasó Mila? ¿Por qué estás así? —Sarah se atreve a preguntar.
¿Así?
¿Acaso es tan obvio que algo me sucedió?
Entonces me observo, mi ropa está rasgada y hay pequeñas manchas de sangre en mis mallas. Mis ojos van al espejo de enfrente y allí veo ese desolador reflejo: mi cabello es un desastre, mi rostro está maltratado y se marcan las huellas de las lágrimas que han brotado de mis ojos hinchados y enrojecidos.
—¡Nada! —respondo y a la vez que niego con la cabeza, vuelvo esconder mi rostro en mis manos y el llanto regresa.
—No te creo. ¡Por Dios, Mila! es obvio que algo ocurre y no debe ser bueno. Tienes que decirnos —Sarah suena demandante.
—¡Nada, no me pasó nada! Por favor, no pregunten —suplico entre sollozos.
—Mila, ¿acaso ya no confías en nosotras? Entiende que nos preocupas, queremos ayudarte —ruega Olivia con voz suave y esta vez asiento, cierro mis ojos con fuerza y tomo un fuerte respiro.
—Abusaron de mí —confieso con voz apenas audible, entre fuertes gemidos y con la mirada baja; me avergüenza haber permitido que ocurriera, me avergüenza ser una víctima más de violencia sexual.
—¡¿Qué has dicho?! —exclama Olivia.
—¡¿Quién lo hizo, Mila?! —exige Sarah, evidentemente molesta.
—No puedo decirles, no puedo —bajo el rostro y vuelvo a esconderlo entre mis manos.
—Tienes que denunciarlo, no permitas que se salga con la suya —Sarah está cada vez más enojada.
—Ya se salió con la suya, ¿no te das cuenta? No puedo denunciarlo, no quiero, no tiene caso —niego firmemente con la cabeza.
—¿En verdad no dirás nada, Mila? ¿Vas a permitir que les haga lo mismo a otras chicas? —me está retando.
Yo levanto mi rostro, mi expresión es de asombro porque tiene razón, no había pensado en eso y obviamente no quiero que ese asqueroso le haga esto a nadie más. Con imaginar que algo así puede pasarle a mi hermanita y que pudo evitarse haciendo una denuncia, me hace reflexionar seriamente al respecto.
—Me amenazó con volver hacerlo, dijo que nadie me creería y sé que mi madre sería la primera en darme la espalda. —Admito con decepción.
Olivia sigue impresionada, no dice nada solo nos observa a Sarah y a mí.
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Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...