Capítulo 64

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Sasha pasa la noche en terapia intensiva y como se lo prometí, no me separé de ahí. Claro, no me permitieron quedarme con ella, pero me quedo en la sala de espera al pendiente de cualquier cambio en su salud.

Mi padre también se queda, pero pronto se duerme en una silla y mi madre apenas estuvo unos minutos con Sasha, pero después se fue a dormir a la casa argumentando que estaba muy cansada y que no tenía ningún caso quedarse.

Sebastian también se queda conmigo aunque le pedí que se fuera a descansar, pues al día siguiente tiene clases en la universidad y además tiene que trabajar. Pero a pesar de mi insistencia, él se niega a dejarme sola y no sólo no se fue, también me obliga a recostar mi cabeza en sus piernas para que yo pueda dormir un poco.

En realidad no duermo mucho y ya casi está amaneciendo cuando logro conciliar un poco de sueño gracias a que Sebastian acaricia mi cabello.

Me despierto al sentir que alguien besa mi cabeza, abro los ojos muy lentamente y me encuentro a Sebastian, cubriéndome con su chamarra.

—Pequeña —me habla en voz baja al ver que abro los ojos— no quiero dejarte sola, pero debo irme —me informa avergonzado.

—Lo sé —admito mirándolo compresiva—, no te preocupes estaré bien —le aseguro, mientras me incorporo para despedirme.

—No, no te levantes —me dice intentando que me recueste de nuevo—. Sigue durmiendo, es muy temprano todavía. Yo hago caso omiso a su recomendación y me levanto para abrazarlo antes de que se vaya—. Iré a bañarme y regresaré a traerte algo de desayunar antes de irme a la escuela —me informa mientras que con dulzura, pasa un mechón de mi cabello por detrás de mí oreja—, o tal vez prefieras venir conmigo a darte un baño, desayunar algo y descansar un poco —propone cubriendo mis hombros con su chamarra.

—No, no quiero irme. Se lo prometí a Sasha, no me iré de aquí hasta que ella esté bien —le cuento y él acaricia mi mejilla, al tiempo que me mira preocupado.

—Mila... Pequeña... —titubea mientras piensa que decirme—. Sasha tal vez pase aquí varios días, necesitas descansar y comer correctamente o también tú enfermarás —me explica intranquilo.

—Lo haré, pero aquí —le aseguro, él me mira con desaprobación, pero suspira resignado.

—Ay Mila, no sé que haré contigo —manifiesta con pesar, yo lo miro avergonzada—. Pequeña, sé que estás preocupada por Sasha y que no quieres separarte de ella, pero si tú te descuidas y enfermas, no podrás ayudarla —me dice bajando su rostro a la altura del mío para mirarme fijamente a los ojos.

—Te prometo que comeré y descansaré siempre que pueda —Él vuelve a negar.

—Ok, sé que no te haré cambiar de opinión, pero por favor cuídate mucho. ¿Sí? —me pide abrazándome con fuerza y besando mi cabeza.

Yo lo miro a los ojos y asiento con una pequeña sonrisa; me preocupa mucho Sasha, pero Sebastian, sus palabras, su amor, el calor de sus brazos, la seguridad que siempre me brindan y ahora su incondicional apoyo, me hacen sentir muy feliz a pesar de las circunstancias.

Una hora después Sebastian regresa como prometió, ya bañado y con desayuno para mi padre, y para mí.

—Vamos pequeña, desayuna que no me iré hasta que lo hagas —me incita a comer sentándose a mi lado para asegurarse que lo hago.

Ni siquiera discuto y como todo lo que me trajo, mientras él me mira con ternura.

—No debiste molestarte —le digo antes de introducir un poco de fruta a mi boca— pude haber desayunado algo aquí en la cafetería.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora