Capítulo 40

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—Mila, no quiero que te vayas con la idea de que no te deseo porque no es así. Quiero que te vayas con la seguridad de que te deseo más que a nada en este mundo, de que te amo con toda mi alma, que todo el día pensaré en ti y de que me harás mucha falta.

—Gracias Sebastian, necesitaba escucharlo —Me abrazo a él con todas mis fuerzas y él me envuelve en la seguridad que sus brazos siempre me brindan—. Solo espero que no pienses que soy una cualquiera —menciono avergonzada, él besa mi cabello.

—Lo único que pienso es que tienes unos senos hermosos y que no veo la hora de probarlos de nuevo —Levanto mi vista a la suya completamente sonrojada.

—No te burles de mis senos —replico con timidez.

—Lo digo en serio Mila, tus senos son perfectos, los más bonitos que he visto en toda mi vida —dice mirándolos con deseo, por sobre mi blusa. Yo cierro mi chaqueta avergonzada.

—No sigas, que no te creo nada —le digo haciendo un mohín—. Con todas las mujeres con las que te has acostado, seguro que has visto un millón de senos, más lindos que los míos —continuo cruzándome de brazos.

—No entiendo porque siempre minimizas tu belleza, Mila, realmente eres hermosa. ¿De verdad no te das cuenta? —me cuestiona con enfado, yo niego.

—No Sebastian, no creo que sea hermosa para nada. Todo lo contrario, por favor no me digas más mentiras que siento que te estas burlando de mí —comento y él me observa preocupado, después niega con la cabeza.

—Yo te demostraré que eres hermosa, ya verás, lo haré hasta que te des cuenta y te convenzas de que no miento cuando te lo digo —anuncia, yo lo miro escéptica. 

—Ya es tarde, debo irme o me dejará el avión.

—Eso seria, muy buena suerte para mi. —dice guiñándome un ojo.

—No creo que tengas tanta suerte, Peter es capaz de detener el avión, hasta que yo llegue. —advierto, él asiente apesadumbrado.

Estoy por abrir la puerta del auto, pero él me detiene.

—Espera. —Lo miro interrogante, de pronto me toma de la nuca y une sus labios en los míos, hundiendo su lengua en mi boca, muerde mis labios con suavidad y me da el beso más erótico y ansioso que he recibido en mi corta vida.

Cuando nos separamos suspira resignado y me atraviesa con la mirada.

—Nunca me canso de besarte, podría hacerlo el día entero sin parar —confiesa ansioso y recargando su frente en la mía. Yo me lleno del cielo en su mirada, después vuelvo apoderarme de su rostro y ahora soy yo quien besa sus labios vorazmente.

—Te amo Sebastian, Te amo tanto. Por favor nunca dejes de quererme —murmuro en sus labios.

—Nunca mi pequeña —promete.

Después de besarnos por unos gloriosos minutos más, nos separamos agitados por la falta de oxigeno.

Bajamos en silencio del auto, Sebastian me ayuda con el equipaje y me acompaña hasta ventanilla a documentar mi equipaje. Tomados de la mano, caminamos hasta donde por fin tenemos que separarnos.

—Cuídate mucho ¿Si? —me pide. Yo me abrazo a su cintura y me refugio en su pecho, él me protege en sus poderosos brazos y me aprieta con fuerza mientras besa mi cabello una y otra vez—. Recuerda alimentarte correctamente y que prometiste llamarme todos los días —insiste. Yo asiento en su pecho ocultando las lágrimas que amenazan con escapar de mis ojos—. ¿Te he dicho cuanto voy a extrañarte? —agrega tomando mi rostro en sus manos y mirándome con tristeza.

Mila, Mi Pequeña Bailarina  #PNovelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora