Apenas está amaneciendo y yo ya estoy lista para irme a la compañía de baile. Observo a Sebastian desde el sillón; él sigue durmiendo plácidamente y quisiera despedirme de él, pero no quiero despertarlo.
No dormí casi nada anoche y cansada de atormentarme con pensamientos que no me llevan a nada, decido levantarme de la cama y prepararme para irme temprano, y como dijo Sebastian, intentar aprender la rutina para la audición.
Por fin Sebastian despierta y lo primero que hace es buscarme a su lado, pero al no encontrarme se incorpora rápidamente.
—¿Mila?
—Aquí estoy —le digo desde el sillón.
—¿Qué haces ahí? ¿Por qué no estas en la cama? Todavía es temprano —dice mirando su reloj.
—Quiero irme temprano a la compañía, necesito comenzar a practicar —le explico— solo esperaba a que despertaras para despedirme —digo mientras me acerco a la cama, me acuesto junto a él y me acurruco en su pecho.
—¿Por qué quieres irte tan temprano? Seguro que todavía ni abren la escuela —menciona y sé que tiene razón—. No pudiste dormir, te sentí moverte toda la noche.
—Por eso me levanté, para dejarte dormir a ti.
—Mila... —Suspira antes de continuar—. Necesitas salir de dudas, no puedes dejar las cosa así o no podrás seguir adelante. Yo creo que vivir con incertidumbre, es mucho peor que la verdad.
—Lo sé —admito—, pero no sé que hacer. No sé por donde empezar, a quien preguntar y pienso que en realidad, saberlo o no, no hace ninguna diferencia. Igual mi padre no lo es para mí desde hace mucho tiempo y tal vez esto lo explique.
—Bueno, ahí tienes una razón. Pero lo más importante es que tú estés tranquila, porque tal vez puedas fingir que esto no te afecta, pero tú y yo sabemos que no es así —me dice con voz serena, contagiándome su seguridad.
—Tienes razón, tengo que hacer algo. Pero no quiero pensar más en eso, no ahora. No quiero que esto detenga mi vida; no quiero que nada más lo haga —digo abrazándome a él.
—Bien dicho princesa —dice buscando mi rostro para besarme—. Yo sé una forma fantástica para hacerte olvidar los problemas.
—¿Ah si? ¿Cuál?
—Ven acá —Me rodea por la cintura y me atrae hacia él.
Comienza besando mi frente, luego mis ojos, pasando después por mi nariz y acariciando mis mejillas con sus labios, terminando en los míos, mientras sus dedos traviesos, se aventuran a tocar mi piel por debajo de mi camiseta, causándome deliciosas cosquillas y emociones inesperadas; e inevitablemente haciéndome olvidar todo.
—¡Mmmm! —gimo—. Me gusta tu técnica —susurro con los ojos cerrados, dejándome llevar por el torbellino de sensaciones, que los besos y las caricias de Sebastian, me provocan. Instantáneamente todos mis poros se contraen, enchinándome por completo la piel.
—Te amo, Mila —me susurra, cuando sus besos van hacia mi oreja, acariciándola suavemente con sus labios, excitando cada molécula de mi cuerpo.
—Yo también te amo, Sebastian —respondo mientras mis manos también necesitan tocarlo y buscan bajo su camiseta. Su piel, esta tibia y sus bellos también se erizan con mi toque. Lo que me hace feliz; el saber que yo también provoco en él, todo lo que él provoca en mí.
Sus besos continúan por mi cuello, sus labios siguen acariciando mi piel suavemente. Sus dedos bajan los tirantes de mi leotardo, junto con los de mi sostén deportivo y sus labios van a mi hombro derecho.
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Mila, Mi Pequeña Bailarina #PNovel
Teen FictionSINOPSIS: El ballet es mi redención, donde encuentro la calma que me ayuda a sobrellevar todo aquello que atormenta mi vida. Dicen que soy la mejor, y he luchado para que así sea; el cuento de hadas, solo vive en el escenario, cuando me levanto sobr...